Clima & Energía

La rápida expansión de los océanos protegidos de América Latina

Chile lidera la creación de áreas marinas protegidas, beneficiando la pesca, la biodiversidad y la absorción de CO2.
<p>(Imagen: <a class="cursor-pointer copyrightlink dark-navy" href="https://www.alamy.com/stock-photo-puerto-natales-harbour-in-front-of-snowy-mountainscape-145336096.html?pv=1&amp;stamp=2&amp;imageid=369126E0-3CD5-4BA3-B983-DD39A50DA173&amp;p=315735&amp;n=0&amp;orientation=0&amp;pn=1&amp;searchtype=0&amp;IsFromSearch=1&amp;srch=foo%3dbar%26st%3d0%26pn%3d1%26ps%3d100%26sortby%3d2%26resultview%3dsortbyPopular%26npgs%3d0%26qt%3dchilean%2520marine%26qt_raw%3dchilean%2520marine%26lic%3d3%26mr%3d0%26pr%3d0%26ot%3d0%26creative%3d%26ag%3d0%26hc%3d0%26pc%3d%26blackwhite%3d%26cutout%3d%26tbar%3d1%26et%3d0x000000000000000000000%26vp%3d0%26loc%3d0%26imgt%3d0%26dtfr%3d%26dtto%3d%26size%3d0xFF%26archive%3d1%26groupid%3d%26pseudoid%3d199331%26a%3d%26cdid%3d%26cdsrt%3d%26name%3d%26qn%3d%26apalib%3d%26apalic%3d%26lightbox%3d%26gname%3d%26gtype%3d%26xstx%3d0%26simid%3d%26saveQry%3d%26editorial%3d1%26nu%3d%26t%3d%26edoptin%3d%26customgeoip%3dGB%26cap%3d1%26cbstore%3d1%26vd%3d0%26lb%3d%26fi%3d2%26edrf%3d0%26ispremium%3d1%26flip%3d0%26pl%3d"><span id="automationNormalName">Andrew Coleman</span></a> )</p>

(Imagen: Andrew Coleman )

Chile, Argentina y Uruguay, que albergan algunas de las zonas con mayor biodiversidad del mundo, están intensificando la protección de millones de kilómetros cuadrados de océano.

La medida forma parte de un objetivo global con el fin de salvaguardar al menos el 10% de las áreas marinas y costeras del mundo para el 2020.

Las áreas marinas protegidas (AMP), extensiones de agua administradas para su conservación, están aumentando y ahora cubren el 8.4% del territorio oceánico de América Latina. Los países del Cono Sur (Argentina, Chile, Uruguay y Paraguay) son los principales responsables de este incremento.

La salud del océano es fundamental para toda la vida en el planeta. El fitoplancton, las plantas microscópicas que se encuentran en el área iluminada por el sol de casi todos los océanos, generan aproximadamente la mitad del oxígeno de la Tierra.

Pero los océanos están en declive, en gran parte a causa de la actividad humana. Las AMP son consideradas una herramienta clave para salvaguardar la salud de los océanos y abordar los impactos de la sobrepesca, la contaminación y la acidificación. Pueden aportar beneficios tanto ecológicos como económicos.

“El desarrollo, la expansión de la población y el cambio climático, entre otros factores, afectan la biodiversidad y los sistemas en los cuales se basa la biodiversidad. Parte del impacto se resuelve con las AMP, que contribuyen a reabastecer las áreas afectadas”, sostuvo Claudio Campagna, jefe del Foro para la Conservación del Mar Patagónico.

Las reservas marinas, la forma más estricta de AMP, en las cuales está prohibida la extracción, el dragado y la pesca, pueden restaurar la salud de los océanos protegiendo su biodiversidad, mejorando la resistencia de los ecosistemas, apoyando la productividad pesquera y salvaguardando las tradiciones culturales vinculadas a los mares.

Se ha demostrado que cuando las AMP son posicionadas efectivamente aumentan la biomasa de peces y ofrecen un camino para la recuperación de especies depredadoras como los tiburones. Por ejemplo, un estudio realizado en Islas Galápagos de Ecuador halló que las aguas que rodean una AMP soportaban mayores capturas.

Las áreas protegidas pueden dar paso el crecimiento económico a través del turismo. En Chile, el gobierno creó un plan en el 2014 para promover el turismo sostenible en áreas protegidas. En parte gracias a estos esfuerzos, el número de visitantes en todo el país alcanzó los tres millones, un aumento del 88% en comparación con el 2007.

Las AMPs también contribuyen a la mejora de la biodiversidad, la diversidad genética, el secuestro de carbono e incluso a optimizar la absorción de dióxido de carbono. Pueden conducir a ecosistemas más resilientes y, a su vez, ayudar a asegurar el bienestar de las sociedades que dependen de océanos saludables.

“Como en el caso de los bosques hace décadas, las personas se dieron cuenta de que los océanos no son una fuente inagotable de recursos y que la presión ejercida sobre ellos estaba empezando a mostrar sus efectos”, dijo Germán Pale, coordinador del programa de AMPs en la ONG Vida Silvestre. “Las AMP se expandieron como una forma de conservar los recursos para las generaciones futuras”.

Chile, el caso modelo

Uno de los líderes mundiales en AMP es Chile, con el 44% sus aguas territoriales cubiertas por 25 sitios protegidos. Desde el 2010, este país ha pasado de tener 463,000 kilómetros cuadrados de territorio marino protegido a más de 1.3 millones.

En ese momento, Chile estaba empezando a sentir la presión de la pesca excesiva, con sus recursos disminuidos después de décadas de actividad no regulada. El gobierno vio a las AMP como una forma de recuperar las poblaciones de peces y así, comenzó a trabajar con científicos, comunidades y ONGs para expandir rápidamente los territorios protegidos.

“Esto no es algo que se hizo desde una organización específica o desde el estado. Sin la participación de las comunidades, las áreas marinas protegidas habrían fracasado”, dijo Liesbeth van der Meer, directora ejecutiva de Oceana.

El país tiene cuatro tipos principales de AMP: parques marinos y reservas marinas, que son esencialmente acuáticos, y santuarios naturales y “áreas marinas y costeras de múltiples usos”, que pueden incluir la tierra. Están administrados por el Ministerio de Medio Ambiente y protegidos por las fuerzas navales chilenas.

Una de las medidas más recientes y más significativas ocurrió el año pasado cuando la expresidenta Michelle Bachelet firmó leyes encargadas de proteger las tres regiones principales.

La mayor, con más de 720,000 kilómetros cuadrados, es el área marina protegida de Rapa Nui, donde se encuentra prohibida la pesca industrial y la minería, pero la pesca tradicional sigue estando permitida. Es una de las pocas AMP en el mundo en donde los pueblos indígenas votaron para establecer los límites y el nivel de protección.

Las islas Juan Fernández ocupan el segundo lugar, con 261,598 kilómetros cuadrados, y con protección absoluta de todas las actividades.

La reserva de la isla Diego Ramírez, hogar de algunos de los últimos ecosistemas intactos fuera de la región antártica, ocupa el tercer lugar, con un área de 55,600 kilómetros cuadrados en el extremo sur de Chile.

“Hace algunos años, los chilenos consideraban el mar como un sinónimo de playa. Nadie miraba más allá de eso. Ahora esto ha cambiado, y las personas se relacionan de una forma diferente con los recursos marinos “, dijo Alex Muñoz, jefe de la iniciativa Pristine Seas de National Geographic.
Sin embargo, muchos retos quedan por delante. La mayoría de las AMP se encuentran en alta mar, con solo el 1-2% ubicado cerca de la costa. Los expertos coinciden que la próxima tarea será identificar áreas valiosas y trabajar con las comunidades, mientras se procura no afectar a los pescadores artesanales.

Argentina se pone al día

Recientemente. Argentina ha tomado medidas importantes para expandir su red de AMP, que ahora representan el 9.5% de su territorio marino y están a punto de cumplir el objetivo de la ONU para el 2020.

Hasta el año pasado, menos del 3% del territorio marino del país estaba protegido. Estas AMP eran pequeñas y costeras. La única área oceánica protegida era Namuncurá / Banco Burdwood, creada en el 2013.

En diciembre del 2018, el Senado aprobó un proyecto de ley para triplicar el territorio maino protegido mediante la creación de dos nuevas AMP: Namuncurá / Banco Burwood II y Yaganes, ambas ubicadas en aguas exclusivas de Argentina.

“Las áreas protegidas vinieron después de un trabajo a largo plazo con muchos actores de la sociedad. Identificamos nueve grandes zonas que deberían protegerse, para garantizar el funcionamiento de los ecosistemas. Las nuevas AMP son parte de esa área “, dijo Pale.

Yaganes cubre casi 69,000 kilómetros cuadrados y se dividirá en tres zonas, prohibiendo todas las actividades excepto la investigación científica en los fondos marinos y permitiendo la pesca solo en el área más cercana a la tierra.

Namuncurá cubre un área de 32,000 kilómetros cuadrados y se dividirá en dos zonas. En el oeste, se permitirá la pesca, pero solo de forma sostenible, mientras que, en el este, se prohibirán todas las actividades excepto la investigación científica.

La ley que creó las nuevas AMPs también le otorgó autoridad para su cumplimiento a la Administración de Parques Nacionales, cuando anteriormente no habían sido administradas por un cuerpo especializado. La medida le dio al estado un mayor control y soberanía sobre las AMP a partir su aplicación a través de la marina.

“El hecho de que ahora tengamos un organismo a cargo de la gestión de las AMPs garantiza que se realizarán los controles adecuados para evitar la pesca ilegal y las actividades extractivas, mientras se abre la puerta para la creación de nuevas áreas protegidas”, dijo Milko Schvartzman, experto en conservación marina.

Uruguay presiona por una mayor protección.

A lo largo del Río de la Plata, Uruguay pronto podría seguir a la Argentina en la expansión de su red de AMP, luego de una campaña encabezada por organizaciones ambientales locales.

El país cuenta ahora con ocho territorios marinos protegidos, que representan menos del 1% de las aguas del país. Son administrados por el Sistema Nacional de Áreas Protegidas, que forma parte del Ministerio de Vivienda, Ordenamiento Territorial y Medio Ambiente.

Todas las AMPs, como la laguna de Rocha, son costeras o interiores. Las ONG sostienen que no son representativas del ecosistema marino del país y están proponiendo la creación de un conjunto de reservas marinas en alta mar.

“Las áreas actuales ni siquiera tienen un plan de trabajo consolidado y tampoco cuentan con la participación de las comunidades”, dijo Rodrigo García Pingaro, fundador de la ONG Oceanosanos. “Si avanzamos con las nuevas AMP offshore, estaríamos cubriendo el 18% de la zona económica exclusiva de Uruguay”.

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