Industrias Extractivas

China impulsa el auge de la minería brasileña

Para satisfacer la demanda china, una compañía minera hace estragos en el medio ambiente
<p>La zona deforestación cerca de la carretera de acceso a la mina S11D, en Canaán dos Carajás, Brasil, 2 de febrero, 2017 (imagen: Milton Leal para Diálogo Chino/ChinaFile)</p>

La zona deforestación cerca de la carretera de acceso a la mina S11D, en Canaán dos Carajás, Brasil, 2 de febrero, 2017 (imagen: Milton Leal para Diálogo Chino/ChinaFile)

En medio de la selva amazónica en el norte de Brasil, un equipo de excavación chino trabaja en el fondo de una gigantesca mina de hierro. Aquí, en el municipio de Canaã dos Carajás, en la Sierra dos Carajás, en el estado brasileño de Pará, a 1.600 millas al noroeste de Río de Janeiro, ingenieros chinos controlan una flota de apiladores, recuperadores y otros equipos de gran envergadura en el sector adyacente de la planta procesadora de minerales que eventualmente producirá de forma anual unas 90 millones de toneladas de metal.

Un tren con 330 vehículos (en su mayoría, fabricados en China) espera ser cargado antes de viajar aproximadamente unas 600 millas en un buque de carga (también fabricado en China) que navegará durante 40 días desde el puerto de Ponta da Madeira en São Luís en el estado Maranhão, trasportando 400.000 toneladas de mineral de hierro hacia puertos chinos como Dalian, Caofeidian, Rizhao y Qingdao. Una vez allí, las fábricas chinas lo transformarán en grúas, equipos de perforación y teléfonos inteligentes, muchos de los cuales retornarán a Brasil para ser utilizados en sectores tales como construcción, energía y áreas de venta al por menor.

Los vínculos económicos con China le han proporcionado a Brasil ganancias para las compañías mineras a gran escala, como Vale, tanto para sus accionistas como para sus proveedores de servicios, y ha generado además una balanza comercial positiva con su principal socio comercial. Pero como ocurre con muchos países de América Latina, un alto porcentaje del comercio entre China y Brasil se ha centrado en las materias primas. Esto ha sucedido a pesar del impulso del presidente chino Xi Jinping a generar un marco de cooperación más amplio “1+3+6” para la región, tal como había destacado en la Cumbre BRICS del 2014 en Fortaleza y Brasilia, en Brasil. El “1” se refiere al acuerdo de cooperación de China con la Comunidad de Estados Latinoamericanos y del Caribe (CELAC), un bloque hemisférico occidental de 33 miembros que excluye a los Estados Unidos y a Canadá, el cual fue ratificado en la cumbre inaugural China-CELAC en Beijing en el 2015. El número tres está asociado a los “motores del desarrollo” (comercio, finanzas y cooperación financiera) y destaca seis sectores industriales prioritarios: energía y recursos, infraestructura, agricultura, manufactura, ciencia y tecnología e información tecnológica.

Esta concentración comercial en el área de las materias primas ha demostrado la baja superación que existe frente a los recientes shocks de precios de las commodities ante sus socios latinoamericanos como Brasil, pero también ante otros países como Venezuela, Argentina y Ecuador, y exhibe además una tendencia a exportar más mineral de hierro, cobre, soja y petróleo con el fin de compensar el déficitque ha llevado a estas economías a deslizarse por la cadena de valor. China reconoce que este es un gran problema. En el último documento referido a las políticas orientadas a América Latina, a cargo Ministerio de Relaciones Exteriores de China, y que el Presidente Xi lanzó en la cumbre de la APEC en Lima, Perú, en el mes de noviembre, se enfatizó la necesidad de trabajar con los socios latinoamericanos en el desarrollo de las capacidades productivas o en el mejoramiento industrial. Sin embargo, operaciones como la mina S11D en Canaã dos Carajás, las cuales son funcionales al mercado chino, continúan superando con creces a otros nuevos proyectos en sectores de valor agregado o el manufacturero.

Los proyectos de minería de hierro a gran escala también presentan   inconvenientes para el medio ambiente y para las comunidades rurales: enormes agujeros en el suelo amazónico que nunca cerrarán completamente, sedimentación y contaminación de los  ríos, destrucción de cuevas y estanques naturales, la inminente desaparición de Monogereion carajensis Parapiqueria cavalcantei, Ipomoea cavalcantei, y otro tipo de fauna endémica de la zona, y el conflicto agrario. Además, en un intento por aumentar la producción económica, el gobierno brasileño está revertiendo las leyes que protegen la biodiversidad y a los pueblos indígenas de los grandes proyectos de extracción e infraestructura. A principios de este año, el gobierno de Brasil redujo el tamaño de una unidad de conservación en Pará en 1,2 millones de hectáreas para permitir la construcción de un ferrocarril y abrir nuevas posibilidades para las operaciones mineras. El programa gubernamental de austeridad a largo alcance, pero también con altos niveles de impopularidad, también incluye la reducción de un 43% en el presupuesto federal para la protección ambiental. Alfredo Sirkis, Secretario Ejecutivo del Foro Brasileño sobre Cambio Climático, dijo recientemente al centro de análisis llamado Observatorio del Clima que los recortes impactarán profundamente sobre la deforestación y, en consecuencia, en la capacidad de Brasil para alcanzar los objetivos climáticos pautados en el Acuerdo de París sobre el cambio climático.

Pará: Alimentando la demanda china de mineral de hierro

A fines de diciembre de 2016, comenzó a operar el proyecto S11D de la minera brasileña Vale, por un total de USD$ 14.300 millones, convirtiéndose en la mina de hierro a cielo abierto más grande del planeta. La construcción precisó de 244.000 toneladas de hormigón, unas cuatro veces más que el concreto utilizado en el nuevo estadio de fútbol Maracanã, de Río de Janeiro. Este gigantesco proyecto fue creado principalmente para atender la demanda china e incluye una extensión de ferrocarril y la expansión del puerto de Ponta da Madeira. El equipamiento chino concentra aproximadamente el 80% de toda la maquinaria utilizada en el proyecto, Diálogo Chino / ChinaFile pudo corroborarlo al visitar el sitio en enero. Vale se negó a revelar los nombres de los compradores al ser consultados a través de un correo electrónico, pero los principales clientes de la compañía son chinos, según los últimos resultados trimestrales de la compañía. En 2016, el 57.6% de todas las ventas de Vale estuvieron dirigidas clientes chinos.

Según Leonardo Neves, máximo responsable de medio ambiente, socioeconomía y propiedad de la tierra para el proyecto S11D, los representantes de Vale viajaron a China para buscar socios para el proyecto, concebido en el 2003.

Pará depende de China en un porcentaje que alcanza aproximadamente el 35% de sus exportaciones totales. De sus exportaciones a China, el mineral de hierro extraído de las fronteras del estado – un área que abarca aproximadamente unas cinco veces el tamaño de Gran Bretaña – representa el 80%. A partir del incremento de la producción en S11D – Vale se espera exportar 90 millones de toneladas para el 2020 y así, Pará se convertirá en el estado con mayor producción de mineral de hierro en Brasil.

La mina S11D está ubicada en un ecosistema llamado canga o sabana metalófila, un bosque tropical que se asienta en una formación de roca consolidada, que principalmente se encuentra conformada por hierro. Pero estos ricos depósitos de metales conforman la base de un ecosistema que al mismo tiempo es muy vulnerable.

“Un ecosistema de este tipo en el medio del bosque crea una situación evolutiva conducente a la aparición de especies endémicas, cuevas y lagunas que deben ser preservadas”, explica Frederico Martins, jefe del Bosque Nacional de Carajás, donde se encuentra localizado el proyecto. “Al menos 40 especies botánicas se encuentran exclusivamente en este lugar. Si la minería se asienta en toda la sabana, vamos a eliminar todo un ecosistema”, agrega Martins, que también es analista ambiental del Instituto Chico Mendes para la Conservación de la Biodiversidad (ICMBIO), la agencia federal responsable del monitoreo ambiental de la zona.

El establecimiento del proyecto S11D ya ha destruido de forma irreversible unas 44 cuevas, según Martins, además de haber desalojado de vegetación nativa a aproximadamente unas 2.500 hectáreas, las cuales han sido subsumidas a la mina a cielo abierto. Para compensar este daño, ICMBIO negoció con Vale la creación de una nueva unidad de conservación denominada Parque Nacional Campos Ferruginosos que se instalaría en la tierra que la empresa está en proceso de adquirir para el parque. Dentro del nuevo parque, Vale está obligada a proteger el doble del número de las cuevas que han sido vulneradas por el S11D.

Según Martins, Vale aporta alrededor de unos USD $ 4 millones anuales para ayudar al ICMBIO a contratar a alrededor de 100 guardabosques forestales, quienes se encargarán de la protección contra las intervenciones mineras en las áreas protegidas. Neves dice que “desde la creación de estas unidades, Vale ha trabajado en la protección de los bosques contra la deforestación ilegal y la extracción de oro”.

La licencia de explotación de S11D, otorgada por la agencia federal Instituto Brasileño del Medio Ambiente y Recursos Naturales Renovables (IBAMA) después de que ICMBIO y Vale alcanzaran el acuerdo sobre protección forestal, también exige que la empresa se mantenga al menos a 500 metros de distancia de dos lagos perennes de gran altitud, el Violão y el Amendoim, que se encuentran al lado de la mina. Otros proyectos pertenecientes a la empresa, como las minas ubicadas en las montañas al norte de la cadena Carajás conocidas como N4 y N5, ya destruyeron lagos similares, afirma Martins, quien además sostiene que el ICMBIO aún no ha establecido cómo estos dos lagos serán preservados, pero si ha anticipado que vigilará intensamente la fase operativa del proyecto.

El establecimiento del nuevo parque de Carajás también incluye que Vale negocie con los terratenientes y los colonos que ocupan áreas contenidas dentro de sus límites, y estas negociaciones se producen en un contexto de reclamos contradictorios sobre la legalidad de la tenencia de la tierra, los frecuentes desalojos policiales y el reasentamiento de los agricultores de las tierras disputadas.

El agricultor José Raimundo Garcez Anjos ha estado luchando en los tribunales para demostrar que Vale compró tierras de manera ilegal en manos de agricultores que habían recibido títulos de propiedad por parte del INCRA (la agencia brasileña responsable de la reforma agraria), cerca de 400 familias habían sido removidas de la zona por la policía antidisturbios y la seguridad nacional en febrero de 2016.

“Hay un caos en la propiedad de la tierra en el Amazonas, nadie sabe quién posee qué tierra. Ese es un gran problema que tenemos que resolver “, dice José Benatti, Director del Departamento de Derecho de la Universidad Federal de Pará y especialista en conflictos de tierras. “Las compañías no pueden ser violentas por si mismas, pero crean tal nivel de presión en el mercado de la tierra generando que el propietario de un título de propiedad termine vendiendo”. Benatti explica que los compradores a terceros llegan con amenazas para adquirir títulos, que luego venden a grandes empresas.

“Durante al menos nueve meses, habíamos estado cultivando arroz, frijoles y yuca. Fue entonces cuando Vale envió una orden judicial diciéndonos que debíamos irnos en 24 horas. Perdimos todo”, afirma Garcez Anjos. En otros lugares, como Vila Mozartinópolis, en el mismo municipio de Canaã dos Carajás, Vale negoció con éxito con terratenientes y trabajadores rurales. Aproximadamente 50 familias que vivían en las casas pequeñas del pueblo recibieron cinco alqueires (una medida de una superficie productiva, en este caso de 13,6 hectáreas) con una casa conectada con agua y electricidad en un nuevo asentamiento.

Impactos sociales y económicos

Cuando la construcción de S11D comenzó en 2013, decenas de miles de personas emigraron a la ciudad cercana de Canaã dos Carajás (ubicada en el municipio bajo el mismo nombre), y la población de la ciudad se duplicó de poco más de 30.000 personas a 60.000, según cifras aportadas por el gobierno local. La presión continuó sobre los servicios de salud pública y educación que, bajo los términos del proceso de licenciamiento social y ambiental, obligó a Vale a construir escuelas y un hospital en la ciudad en asociación con las autoridades locales. Cuando terminó la fase de construcción de la mina, muchas personas se encontraron sin trabajo y el número de desempleados en Canaã se disparó. Cuando el trabajo en S11D estaba en pleno apogeo, cerca de 15.000 trabajadores estaban directa o indirectamente involucrados en el proyecto; durante la próxima fase operativa, sólo habrá unos 2.600 empleados.

“He estado tratando de encontrar un nuevo trabajo durante cuatro meses”, asegura Joelson de Lima, quien trabajó en S11D. La respuesta de Vale y del gobierno municipal local ante esta problemática principalmente fue el pago de los gastos de viaje de los trabajadores desempleados, que habían sido contratados para las fases iniciales del proyecto, para que puedan regresar a sus lugares de origen.

Los habitantes de la ciudad entrevistados para este artículo también han denunciado un aumento de la violencia en la región, que atribuyen como una consecuencia del intenso desempleo y a la proliferación de burdeles.

“Esta minería voraz no sólo es muy depredadora para el ecosistema, es económicamente depredadora para la nación. A la larga, es un desastre”, dice Martins, y suma un interrogante retórico: “¿Vamos a destruir todo y venderlo a China a un precio irrisorio para poder tener smartphones chinos? ¿Es esto lo que quiere el gobierno brasileño?”.

En su último viaje a América Latina, el presidente chino Xi Jinping destacó la necesidad de trabajar con socios latinoamericanos para reducir la dependencia de sus economías de la exportación de productos primarios. Para respaldar este objetivo, el mes pasado los gobiernos de China y Brasil lanzaron un fondo conjunto de cooperación productiva por USD $ 20.000 millones, cuya meta es reducir los desequilibrios en la relación comercial por la cual Brasil exporta materias primas e importa productos manufacturados con valor agregado.

Li Jinzhang, embajador de China en Brasil, dijo en el lanzamiento del fondo que “con nuestra amplia asociación estratégica, Brasil es un país prioritario para la estrategia de ampliación de la capacidad productiva por parte de China. El Fondo China-Brasil garantiza el mecanismo financiero para ampliar esta cooperación”.

Este artículo fue realizado en una asociación con ChinaFile, una revista digitaly organización no guvernamental, editada por Asia Society’s Center on U.S.-China Relations