Agricultura

Los consumidores chinos ignoran los llamados a comer menos carne

Las importaciones de América han aumentado ya que los agricultores chinos no están satisfaciendo la demanda
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A pesar del aumento de los precios y la evidencia que indica que el exceso de carne es perjudicial para la salud y el ambiente, la creencia basada en que comer carne roja lo hace a uno más fuerte todavía persiste en China. El consumo se está acelerando.

Poco después de las vacaciones del año nuevo chino, los negocios volvieron a dinamizarse en la sección de la carne vacuna y cordero en el mercado de alimentos al por mayor de Xinfadi. Conocido como la “canasta de compras de Beijing”, el mercado es popular entre los residentes urbanos que buscan comprar alimentos frescos y baratos. Sin embargo, según Li Cheng, quien ha estado vendiendo carne en este lugar durante más de una década, el precio de la carne ha aumentado casi a diario desde diciembre.

Las cifras del Ministerio de Agricultura exhiben que en enero y febrero los precios al por mayor de la carne vacuna han crecido más del 11% en comparación con el mismo período del 2018. Los importadores han estado ingresando al terreno de los beneficios.

Hasta que las vacas vuelvan a casa

Hao Na, director ejecutivo de la firma de importación y exportación de Nueva Zelanda Taonga Belt y Road Industrial Park Limited, dijo a chinadialogue que el alza en el precio de la carne vacuna está vinculada a los precios del pollo y a un brote de peste porcina africana que afectó el suministro de la carne de cerdo. Pero a largo plazo, la causa simplemente se basa en una oferta doméstica que no satisface la demanda.

La prosperidad ha alimentado la demanda de carne vacuna. Para el 2017, China consumió 7,94 millones de toneladas de carne roja, más que cualquier otro país del mundo, pero mucho más bajo en el porcentaje por persona que en el promedio mundial.

Los agricultores de China no han podido seguir el ritmo del crecimiento. Hasta el 2017, las granjas de carne solían ser operaciones de pequeña escala, enviando solo un 2% más de 1,000 cabezas de ganado al mercado a nivel anual. Estos agricultores se han visto desalentados a expandirse debido al aumento de los costos de la tierra, la mano de obra y el forraje.

La demanda adicional ha sido satisfecha por las importaciones. Los datos publicados por las autoridades aduaneras en el mes de enero ubicaron a las importaciones totales de carne vacuna para el 2018 en un millón de toneladas, un aumento que fue tan solo de 23.700 toneladas en el 2010. Un informe del Ministerio de Agricultura predijo un aumento sostenido del consumo de carne de res y cordero para la próxima década, mientras que las importaciones de carne vacuna continuarán creciendo.

Liu Yi, de 25 años, es un piloto de avión que vive en Shanghái. Creció en Xi’an comiendo la bien considerada carne vacuna local, pero hoy en día compra frecuentemente carne importada del supermercado: “No es la ideal para hacer platos chinos. Pero a veces la carne china, de Shaanxi, Gansu o del interior de Mongolia, es incluso más cara que la carne importada “.

70%


de la carne importada a China viene de América del Sur

Desde 2015, América del Sur se ha convertido gradualmente en una fuente relevante de las importaciones de carne vacuna de China. Las cifras exhiben que, en el 2013, Australia proporcionó la mitad de las importaciones de carne vacuna de China, pero para el 2017, el 70% llegó de América del Sur.

En solo tres años, de 2015 a 2018, las exportaciones brasileñas de carne de res a China aumentaron de 56,000 a 320,000 toneladas. En el 2018, el 50% de la carne de res exportada por Uruguay y Argentina llegó a las mesas chinas. China se ha convertido en el comprador más importante para la carne vacuna de América del Sur.

Sergio Ray, oficial de mercados extranjeros en el Instituto de Promoción de la Carne Vacuna Argentina, hizo un viaje a Beijing el año pasado para promocionar la carne argentina. Hao Na asegura que, si bien la carne vacuna sudamericana es ligeramente inferior a la de Australia y Nueva Zelanda, es abundante y más barata, por lo que se importa en grandes cantidades.

El complejo de carne

Muchos consumidores chinos ven la carne de res como una opción saludable, aseguró Jian Yi, fundador de Good Food Academy. Sostuvo que después de ver los Juegos Olímpicos de Los Ángeles de 1984, los primeros emitidos en China, muchos chinos llegaron a la conclusión de que el éxito de los atletas extranjeros se debía en parte al mayor consumo de carne y leche.

Zhu Jiajin, profesor de ciencias de la alimentación en la Universidad de Zhejiang, dijo a chinadialogue que la carne vacuna es rica en proteínas absorbibles, así como en micronutrientes, como el hierro, el potasio y el selenio. Pero los estudios también han relacionado la carne roja con un mayor riesgo de enfermedades cardíacas, cáncer y diabetes. Zhu Jian sugiere que las personas más ricas pueden estar consumiendo demasiada carne roja, mientras que los hogares más pobres no están comiendo lo suficiente.

Los costos ambientales de la ganadería

Más allá de sus efectos en la salud, el consumo de carne aumenta las emisiones de carbono y la contaminación de la agricultura. En el 2006, la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) señaló que la ganadería es un contribuyente importante al cambio climático, ya que es responsable de una mayor proporción que el sector del transporte en las emisiones de gases de efecto invernadero. Ese fue el año en el cual la producción nacional de carne vacuna finalizó con seis años de crecimiento, y luego con las importaciones aumentando para satisfacer la demanda.

El ganado produce más emisiones de metano que cualquier otro animal de granja. Producir un kilogramo de carne libera el doble de gases de efecto invernadero que un kilogramo de cordero y 3,5 veces más que el pollo o el cerdo.

América del Sur, el principal proveedor de carne vacuna importada de China, ha incurrido en enormes costos ambientales. Los datos del Instituto de Recursos Mundiales exhiben que la producción de carne vacuna es el mayor impulsor de la deforestación. Vastas extensiones de la selva amazónica se han derrumbado para dar paso a las pasturas. Solo en Brasil, tres cuartas partes de la deforestación está directa o indirectamente relacionada con la ganadería.  En la actualidad, Brasil tiene más de 209 millones de cabezas de ganado, y el 20% de la carne que  se produce se exporta.

El sector ganadero de China se ha triplicado en las últimas tres décadas. Este crecimiento tuvo un costo. En junio de 2018, los inspectores ambientales del gobierno central descubrieron violaciones severas de las regulaciones de emisiones por parte de los ganaderos en Heilongjiang, con grandes cantidades de estiércol que habían sido vertidos y agua muy contaminada, la cual fue descargada directamente en los pastizales.

Si el público no está seguro de qué es lo que debe comer exactamente, deberían asegurarse de comer una dieta variada

La investigación, recientemente publicada en Nature, sostiene que, si continúan los niveles actuales de consumo de carne roja y de los alimentos procesados a medida que aumentan los niveles de población, los efectos ambientales del sistema alimentario podrían incrementarse hasta en un 90% para el 2050, más allá de la capacidad del planeta para sobrellevar esta situación.

¿Menos carne?

Un importante informe sobre la dieta, publicado en la revista The Lancet en enero, recomendó que la mayor parte de las proteínas para el consumo de las personas deberían provenir de las plantas, con un consumo promedio de carne roja de tan solo 14 gramos por día. Esta dieta menos intensiva en carbono también sería más respetuosa con el medio ambiente. En el 2016, la Sociedad China de Nutrición sugirió que los adultos deberían comer entre 40 a 75 gramos de carne o pollo al día.

Pero el público chino no parece muy convencido. En una encuesta en línea realizada a 500,000 personas sobre la relación del consumo de carne de res y la salud, la respuesta mayoritaria fue el escepticismo sobre los llamamientos a comer menos carne vacuna: “Un bistec promedio es de 150 g, tendría que comerlo durante dos días”. ¿Cómo eso nos va a hacer más fuertes? ”

Algunos grandes consumidores de carne parecen estar más dispuestos a cambiar sus hábitos alimenticios por el bien del medio ambiente. La investigación en China realizada por Wildaid, una ONG internacional, halló que un tercio de los 5,218 encuestados dijeron que podían comer menos carne por el bien del medio ambiente.

Zhu sostuvo que hay muchos alimentos que pueden proporcionar los mismos nutrientes que la carne de res. “Si el público no está seguro de qué es lo que debe comer exactamente, deberían asegurarse de comer una dieta variada”. Pero Zhu se abstiene de comentar sobre los sustitutos como la “carne artificial“, que recientemente han sido noticia, diciendo que incluso si tienen el mismo valor nutricional que la carne de res, no serán un sustituto perfecto: “Todavía no entendemos completamente qué hay en la carne y qué hace”.

Para el piloto Liu Yi, “La comida es un regalo de la naturaleza. Podría comer menos carne por el medio ambiente, pero no hay necesidad de comer carne artificial “.