Agricultura

¿Puede la silvopastura beneficiar al ganado, los consumidores y el clima?

Argentina integra bosques con ganadería para evitar la deforestación y reducir sus emisiones
<p>La silvopastura combina ganadería, pasturas y bosques (imagen: <a href="https://www.flickr.com/photos/ciat/27497012926/in/photostream/">CIAT</a>)</p>

La silvopastura combina ganadería, pasturas y bosques (imagen: CIAT)

Una escena de un futuro posible. En Beijing, una joven apunta su smartphone hacia un código QR pegado en el envase de un trozo de carne hecho en Argentina. Se trata de una carne especial, distinta a todas las que había visto alguna vez.

Expertos sostienen que la ganadería de silvopastura, la cual combina silvicultura, forraje y ganadería, tiene una gama de beneficios además del bienestar animal, como suelos más sanos y menos emisiones de gases de efecto invernadero. Sus dos variedades incluyen plantar árboles o criar ganado en bosques nativos

“Se trata de un sistema muy bueno en lo ambiental, económico y social”, afirmó Pedro Botta, ingeniero agrónomo del ministerio de Agroindustria de la provincia de Buenos Aires, donde la silvopastura está ganando terrero en pequeñas islas cerca de las aguas marrones del Paraná de las Palmas.

En los últimos años, los sistemas silvopastoriles cobraron auge en diferentes regiones de la Argentina, tanto en bosques nativos como con bosques cultivados.

En bosque nativo este tipo de ganadería tiene su mayor desarrollo en la región chaqueña y en la región patagónica, con una extensión total estimada de siete millones de hectáreas. En bosques implantados se calculan unas 150 mil hectáreas, principalmente en Corrientes, Buenos Aires, Misiones y Neuquén.

Bienestar animal

En la Estación Experimental Delta del Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (INTA) se lleva a cabo un proyecto silvopastoril que combina la producción forestal, la ganadería bovina y la apicultura, en un mismo sistema que sus desarrolladores caracterizan como “virtuoso”.

Sauces y álamos, alrededor de 80 vacas de raza angus y la actividad de apicultura conviven en un mismo espacio productivo, cuyos técnicos además apoyan a otros productores de la zona para que sigan el ejemplo e implementen las mismas prácticas.

A campo abierto o en feedlot, el ganado sufre con el calor y si hay un cambio de temperatura mueren animales

En esa estación del INTA, el ingeniero Edgardo Casaubón indicó que el gran diferencial de este sistema es “el concepto de bienestar animal”, algo con lo que coincide el veterinario Juan Ravalli, del Ministerio de Agroindustria: “Los animales están en estado de tranquilidad, no tienen problemas de insolación porque tienen a los árboles”.

Al mismo tiempo, Botta sostuvo al respecto: “En los sistemas silvopastoriles la vaca tiene cara de tranquilidad, de satisfacción. A campo abierto o en feedlot, el ganado sufre con el calor y si hay un cambio de temperatura mueren animales”

Menos pesticidas y mejores suelos y pasturas

Otra de las diferencias con otros sistemas ganaderos es la poca utilización de agroquímicos para mantener la calidad de las pasturas, que constituyen el forraje del que se alimentan las vacas.

En Argentina se utilizan hoy más de 300 millones de litros de agroquímicos por año, una suba exponencial comparado con los sólo 34 millones que se utilizaban en 1990. La expansión de la silvopastura podría ayudar a reducir dicha cantidad.

“El uso de químicos es mínimo o nulo, comparado con otros sistemas ganaderos”, sostiene Casaubón y ejemplifica: “Una de las principales plagas en la zona del Delta es una oruga. Como tengo los árboles, pueden anidar aves insectívoras que se comen la oruga y no necesito utilizar químicos”.

300


millones de litros de agroquímicos utilizados en Argentina por año

Botta señala que la sombra que generan los árboles en los sistemas silvopastoriles cambia la composición del pastizal y permite que prosperen especies forrajeras de mejor calidad.

Al mismo tiempo, se logra evitar la erosión del suelo gracias a los árboles, de acuerdo con Patricia Cornaglia, directora del Grupo de Estudio y Trabajo de Ecología y Manejo de Sistemas Silvopastoriles de la Facultad de Agronomía de la Universidad de Buenos Aires (FAUBA).

“Los árboles evitan la erosión de los suelos y plantados a la distancia correcta permiten el crecimiento de pastos naturales y de un sotobosque que sirve de refugio para la fauna”, sostuvo.

El rol del cambio climático

La ganadería es una de las principales fuentes de emisiones de gases de efecto invernadero a nivel global, debido al metano y oxido nitroso emitido por el ganado. En el caso de Argentina, la actividad genera alrededor del 25 por ciento de las emisiones nacionales.

25%


de las emisiones de gases de efecto invernadero de Argentina provienen de la ganadería

Los sistemas silvopastoriles son menos perjudiciales para la atmósfera ya que los árboles absorben parte de las emisiones del ganado, de acuerdo con Cornaglia. Es por ello que a través de su expansión en Argentina podría reducir su nivel de emisiones, en línea con sus compromisos climáticos.

La reducción de emisiones del sistema silvopastoril podría inclusive permitir producir una carne conocida como carbono neutral.

Los productores calculan las emisiones anuales de metano y óxido nitroso del ganado y calculan su equivalente en dióxido de carbono (CO2). Cada gramo de óxido nitroso equivale a 300 gramos de CO2, mientras que cada gramo de metano equivale a 250 gramos de C02

“En Brasil estiman que pueden compensar cinco vacas con cada hectárea de eucalipto plantada”, sostuvo Botta. “Con 100 hectáreas pueden compensar 500 vacas”

Un producto de este tipo tendría buenas perspectivas en mercados internacionales como China, donde muchos de sus consumidores están preocupados por el impacto ambiental de los alimentos

“El ganado engordado a pasto se valora porque no tiene hormonas, ni ningún producto que lo engorde de manera artificial o con granos, que son transgénicos. Si además hay aspectos relacionados con el bienestar animal y se certifica como carne carbono neutral, eso se valora aún más”, subraya Cornaglia.

Exportaciones chinas

Argentina exportó durante 2018 un total de 550.503 toneladas de carne vacuna, de las cuales 207.000 toneladas tuvieron como destino a China. El segundo destino fue Rusia, que compró 42.380 toneladas. Ambos países sumados representan dos tercios de las exportaciones.

La exportación a China se explica en parte porque en los últimos 9 años el país quintuplicó su consumo de carne vacuna, motorizado por un aumento de la clase media, cambios en la dieta y campañas de marketing de Argentina para llevar a nuevos mercados.

Si yo antes tenía pastizales naturales con mucha biodiversidad y hoy tengo silvopastoril con sólo tres especies eso es un desastre

Existe una real oportunidad de Argentina de exportar carne carbono neutral con certificación de cría silvopastoril, sostuvo Ernesto Fernández Taboada, director ejecutivo de la Cámara Argentino China, quien resaltó el potencial del sector para los próximos años.

“En la medida en que Argentina pueda difundir que una parte de su producción tiene esa certificación, puede interesarle a un sector de los consumidores chinos que quiere consumir productos sanos. Lo vemos con buenos ojos”, agregó.

Críticas ambientales

A pesar de sus beneficios, organizaciones ambientales argentinas cuestionan algunos aspectos del desarrollo de los sistemas silvopastoriles.

“Cuando uno ve un sistema silvopastoril es fácil enamorarse, todo es divino. Pero si yo antes tenía pastizales naturales con mucha biodiversidad y hoy tengo silvopastoril con sólo tres especies es un desastre”, afirmó Pablo Preliasco, responsable de ganadería sustentable de la Fundación Vida Silvestre Argentina.

Desde Vida Silvestre promueven un sistema silvopastoril denominado Manejo de Bosques con Ganadería Integrada, que, según detalla Preliasco, “aprovecha el bosque nativo, conserva la biodiversidad, mantiene los servicios ecosistémicos y a la vez produce carne y más dinero”.

En cambio, Greenpeace cuestiona los sistemas silvopastoriles, incluso en el caso del Manejo de Bosques con Ganadería Integrada.

“Se prioriza el desarrollo agroproductivo más que el ambiental y a una escala demasiado grande que no garantiza el mantenimiento y regeneración de los bosques nativos”, expresa Noemí Cruz, coordinadora de la campaña de bosques de esa organización ambientalista.