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Video de WWF vinculando deforestación con consumo de carne indigna a China

¿Por qué un video de WWF que promovía la certificación sustentable recibió tantas críticas en internet?
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La ganadería está asociada a la deforestación en varias áreas del Amazonas en Brasil (imagen: Alamy)

El 21 de marzo, Día Mundial de los Bosques, un video de corta duración sobre la conservación de los bosques mundiales provocó furiosas protestas online en China, y sus creadores decidieron eliminarlo al día siguiente.

La película de cinco minutos fue un esfuerzo conjunto de PaperClip, un grupo que produce películas educativas, y WWF. Exhibía cómo la agricultura destinada al ganado y a la soja está destruyendo los bosques en la región amazónica, en un intento por incentivar a los consumidores a seleccionar productos con certificación de sostenibilidad.

Pero establecer el vínculo entre la compra de carne, huevos y leche por parte de los compradores chinos con la deforestación generó acusaciones asociadas a un “insulto hacia China”.

Esta no es la primera vez que la defensa del consumo ecológico ha recibido una reacción negativa en China. Dado que los mercados chinos tienen un impacto creciente en el medio ambiente global, los esfuerzos para guiar el consumo sostenible deben navegar en la tensión de la opinión online, lidiando con el nacionalismo y el “derecho al desarrollo”.

Carne y deforestación: ¿El video de WWF “insultó a China”?

El video se tituló provocativamente Cómo destruir rápidamente los bosques del mundo. Primero fue desafiado en Bilibili.com, un sitio de streaming muy popular entre los jóvenes chinos, donde Paperclip es conocido como productor de contenido de ciencia y tecnología.

Un video de Paperclip publicado el 2 de febrero, Todo lo que necesita saber sobre el coronavirus, proporcionó información detallada y precisa sobre la epidemia y fue visto más de 100 millones de veces. Apenas siete semanas después, Paperclip estaba siendo atacado en la plataforma, por un video sobre la protección de los bosques.

La película comienza describiendo cómo la actividad humana ha dañado los bosques en las últimas dos décadas. Citando el “Informe de bosques vivos” de 2015 de WWF, vincula la producción de carne de vaca y soja con la destrucción de la selva amazónica. Describe esta cadena global que vincula la producción y el consumo como “la máquina de eliminación de bosques más eficiente” y advierte sobre el rol de los mercados chinos.

Según la voz en off: “Brasil no puede terminar con el cultivo de soja, porque necesita vender al mayor comprador mundial, China”.

La película también analiza otros productos relacionados con la deforestación: “La producción, el comercio y el consumo de aceite de palma, caucho, madera y papel impacta en los bosques en lugares como Sumatra y Kalimantan”. Finalmente, el video sugiere la elección productos con certificación de sostenibilidad para evitar involucrarse inadvertidamente en la deforestación.

Atribuir responsabilidad a un grupo en particular” ya que “siempre generará que alguien se sienta incómodo

En 24 horas, el video provocó una enorme reacción que se extendió a otras plataformas de redes sociales como Weibo.

Los ataques se centraron en si era justo vincular el consumo de carne, leche y huevos en China con la destrucción de la selva amazónica. “Solo hemos comido carne durante algunos años, ¿y somos nosotros los que hemos dañado el planeta?” preguntó un usuario. Muchos contrastaron el consumo de carne per cápita en China y los EE. UU., donde sus ciudadanos consumen el doble, y principalmente carne de res que tiene una huella de carbono mucho mayor que la carne de cerdo, la más consumida en China.

La ira no terminó allí. Algunos pusieron en tela de juicio la política de Paperclip, después de leer sus viejos videos y encontrar algunos en los que Taiwán no era claramente visible en lo que se suponía que eran mapas de China. Otros señalaron que las certificaciones de sostenibilidad cobran tarifas, por lo cual “todo es comercial”.
Paperclip luego eliminó el video e hizo una declaración: el video no había culpado a China y el uso de “nosotros” no se refería al pueblo chino, sino a la humanidad en general.

¿Quién cambia primero?

Jian Yi, fundador de la organización sin fines de lucro Good Food Academy, y director del documental Qué hay para cenar, dijo a China Dialogue que la defensa del medio ambiente debe evitar “atribuir responsabilidad a un grupo en particular” ya que “siempre generará que alguien se sienta incómodo”.

Esta no es la primera controversia online sobre los pedidos de una disminución en el consumo de carne en China.
En marzo de 2019, la organización internacional WildAid lanzó su campaña Menos Carne es mi Nuevo Plato en China, pidiendo un menor consumo de carne para reducir las emisiones de gases de efecto invernadero. Estrellas de cine chinas protagonizaron una campaña online y en carteles exhibidos en el metro y en los aeropuertos.

Los anuncios pronto fueron desafiados por los líderes de opinión de Internet. En una publicación de Weibo, ahora eliminada, el popular bloguero científico Scientific Future Man preguntó: “¿Por qué los estadounidenses, los consumidores de carne con las mayores emisiones de carbono per cápita, siempre critican cómo los chinos deberían comer menos carne de cerdo?” y previamente apuntó a WildAid como una organización estadounidense y por lo cual dicha defensa tendría “otras motivaciones”.

Guancha.cn pronto se unió, con un artículo en el cual preguntaba: “¿Qué pensaba esta organización extranjera al pedirle a los chinos que comieran menos carne para proteger la Tierra?” y además, describió a los anuncios como “repulsivos”.

Las empresas que apuntan a la salud y el medio ambiente como argumentos de venta también se han adentrado en un campo minado. El 8 de enero de este año, en un artículo sobre las perspectivas de alternativas a la carne en China, el New York Times citó a Pat Brown, CEO del fabricante de “carne” de origen vegetal Impossible Foods: “Cada vez que alguien en China come un pedazo de carne, una pequeña nube de humo sube en el Amazonas “.

Los medios de comunicación nacionalistas como el Global Times y Guancha.cn se quejaron sobre como las responsabilidades medioambientales de los Estados Unidos se trasladaban a los hombros de China. Fang Kecheng, profesor asistente de la Escuela de Periodismo y Comunicación de la Universidad China de Hong Kong, consideró que este clima continuará.

En el pasado, el nacionalismo chino tenía su base en sitios web y foros, con alcance limitado y participantes regulares. Pero ahora el enfoque en la construcción de tráfico ha cambiado esta tendencia. “Se pueden obtener ganancias jugando a las teorías de la conspiración”, dijo Fang, y agregó que un gran número de cuentas persiguen hoy temas nacionalistas ya que resuenan en el público.

Dependencia de los agronegocios en el extranjero

Desde 1961, el consumo de carne per cápita en China se ha multiplicado por 17. Sin embargo, si bien el ciudadano chino promedio consumió 61 kg de carne en el 2017, el individuo europeo promedio consumió 83 kg y el estadounidense 124 kg, según cifras de la ONU.

Pero ese promedio chino oculta las diferencias urbanas / rurales y de clase al interior del país. En el 2016, el Centro de Investigación para el Desarrollo del Consejo de Estado predijo que el consumo de carne por parte de los habitantes de las ciudades de China alcanzará su punto máximo en el 2022, a 85 kg por año. Mientras tanto, en la China rural no se espera que llegue a un pico hasta el 2030. Por lo tanto, aunque algunos chinos pueden estar consumiendo tanta carne como los europeos, otros todavía obtienen menos de lo que desean.

Curiosamente, si bien el consumo general de carne de China está aumentando, en los EE. UU y Europa se está estabilizando o disminuyendo en respuesta a problemas de salud, medioambientales y climáticos. Por ejemplo, el año pasado en los supermercados del Reino Unido, las ventas de carne disminuyeron un 4% y un 6,4% en el caso de la carne de cerdo, mientras que las alternativas sin carne aumentaron un 18%, el mayor crecimiento entre todas las categorías.

27.4 kg


la cantidad máxima de carne que debe consumirse anualmente, según lo recomendado por la sociedad de nutrición de China

Problemas de salud como la hipertensión arterial y la obesidad, asociadas con el consumo de carne, también están llamando la atención en China. Las pautas nutricionales del 2016 de la Sociedad de Nutrición de China recomendaron comer 14.6-27.4 kg de carne cada año, menos de la mitad del promedio nacional actual.

La producción de carne se focaliza sobre los recursos hídricos y del suelo, empeora el cambio climático, generando que la humanidad sea más vulnerable. En el 2019, un importante informe del Panel Intergubernamental sobre Cambio Climático de la ONU sugirió recortes globales en el consumo de carne.

En el 2017, China consumió más de 89 millones de toneladas de carne, más de una cuarta parte del total mundial. China produce su gran mayoría, pero depende de las importaciones para la mayor parte de la alimentación de su ganado, incluido el 90% de su harina de soja, el alimento más importante.

Los consumidores deben saber cómo los mercados fuertes y el poder adquisitivo de China pueden influir en las cadenas globales de suministro

Las importaciones de soja de China en el 2017 representaron más de una cuarta parte del consumo mundial. Los economistas agrícolas han dicho que la tierra cultivable de China no puede producir actualmente la harina de soja necesaria para la industria ganadera del país, por lo que en realidad “importa” la tierra cultivable de esta manera.
China es autosuficiente en alimentos básicos, pero depende en gran medida de los agronegocios en el extranjero para obtener el forraje necesario para satisfacer la demanda de carne, huevos y leche.

En un informe de 2016 sobre el desarrollo bajo en carbono en China, el Centro Tsinghua-Brookings sugirió que el consumo intensivo de carbono al estilo estadounidense no debería ser un objetivo para la sociedad china, y que la construcción de una sociedad ecológica en China significa que debe rehacer los sistemas de energía y consumo para hallar un modo de consumo más moderado y de mayor calidad.

La gran dependencia de China de las importaciones de bienes primarios le otorga una gran influencia sobre las cadenas de suministro. Esa influencia podría producir efectos positivos de gran alcance, por ejemplo, al garantizar que los alimentos en las mesas chinas no estén vinculados a la deforestación en el extranjero.

Convertirse en un creador de reglas verdes

Durante el debate generado por el video, un viejo tópico despertó nuevamente el sentimiento nacionalista: los derechos al desarrollo de los países recién llegados. Pero en temas como el cambio climático, China realmente ha ido más allá de tales sentimientos.

Hace once años, el gobierno chino recibió públicamente fuertes elogios por su defensa de los derechos de desarrollo en las conversaciones sobre el cambio climático de Copenhague, en relación con la asignación de responsabilidad para la reducción de carbono.

En ese momento, las teorías de conspiración que sindicaban que el cambio climático no fue hecho por el hombre, sino que Occidente lo estaba usando para frenar el crecimiento de China eran muy frecuentes. Cuando Chai Jing, anfitrión del programa de entrevistas Cara a Cara de CCTV, le preguntó a Ding Zhongli, asesor científico de la delegación china en Copenhague, sobre la equidad en la reducción de emisiones, respondió: “¿No son los chinos también seres humanos?”

Desde entonces, China pasó de proteger su derecho al desarrollo y un rol pasivo en la política climática internacional a una participación activa en el programa climático global. Según el periodista de medio ambiente Li Jing, desde el 2011 varias prioridades de política interna – como garantizar la seguridad energética, abordar la contaminación del aire y responder a los cambios en los mercados internacionales de energía – se han alineado con una postura más activa sobre el cambio climático.

2030


el año que China se ha comprometido a llegar a un pico de emisiones de carbono

El 12º Plan Quinquenal del país (2011-2015) envió señales positivas. Luego, en el 2014, China se comprometió públicamente a alcanzar el pico de emisiones de gases de efecto invernadero para el 2030 y ayudó a crear el Acuerdo de París. Li escribió: “El debate sobre los derechos de emisión y los derechos de desarrollo en los medios se desvaneció gradualmente y todos los teóricos de la conspiración ruidosa se callaron. Las preguntas sobre la realidad científica del cambio climático prácticamente desaparecieron de los medios chinos “.

Los autores del informe del Centro Tsinghua-Brookings escribieron: “Si se quiere alcanzar el objetivo máximo de emisiones de China lo antes posible, se necesita una transformación de nuestra cultura actual de consumo “, antes de explicar que “transformar el consumo” no significa sacrificar la economía por el bien del medio ambiente, sino que más bien se basa en lograr un crecimiento económico más estable, transformando la estructura industrial, al tiempo que mejoramos la salud y la felicidad.

Ya han aparecido algunas tendencias de consumo más ecológicas. La popularidad de las bicicletas compartidas ha cambiado la forma en la que viajan los residentes urbanos; Las restricciones en el registro de automóviles ha llevado a que más personas elijan nuevos vehículos de energía. ¿”Transformando el consumo” significará que los consumidores chinos usan su poder de compra para ayudar a proteger bienes globales como la selva amazónica?

May Mei, directora ejecutiva del grupo de defensa GoalBlue Low Carbon Development and Promotion Center, cree que este es el enfoque correcto. Dijo a China Dialogue: “Los consumidores deben saber cómo los mercados fuertes y el poder adquisitivo de China pueden influir en las cadenas globales de suministro y cómo pueden desempeñar un papel en hacer que esas cadenas de suministro sean más sostenibles”.