Clima

Mercados de carbono en Argentina crecen y preocupan de cara a la COP27

Los mercados de carbono generan entusiasmo en países de América Latina como Argentina, pero la próxima cumbre de cambio climático podría traer cambios a su funcionamiento
<p>Un parque eólico en la provincia de La Rioja, Argentina. Junto con los proyectos forestales, la energía eólica ha sido una de las actividades más populares en Argentina para registrarse en los mercados de carbono (Imagen: Martín Zabala / Xinhua / Alamy)</p>

Un parque eólico en la provincia de La Rioja, Argentina. Junto con los proyectos forestales, la energía eólica ha sido una de las actividades más populares en Argentina para registrarse en los mercados de carbono (Imagen: Martín Zabala / Xinhua / Alamy)

En la próxima cumbre climática COP27 en Egipto, los países buscarán alcanzar un entendimiento sobre el funcionamiento de los nuevos mercados de carbono del Acuerdo de París de Naciones Unidas. Estos mercados, muchos de los cuales ya existen a nivel público y privado, generan entusiasmo en gobiernos y en parte del mundo corporativo, aunque no están exentos de críticas.

¿Cómo funcionan los mercados de carbono?


En los mercados de carbono se intercambian emisiones de gases efecto invernadero. El comprador de un crédito de carbono puede contar para sí mismo la reducción de emisiones que en realidad el vendedor del crédito implementó a través de un proyecto.

En los mercados de carbono se intercambian emisiones de gases efecto invernadero. El comprador de un crédito de carbono puede contar para sí mismo la reducción de emisiones que en realidad el vendedor del crédito implementó a través de un proyecto, como puede ser la mejora en la eficiencia energética de una industria o el cambio de esquema de rotación del ganado para favorecer la captura de carbono. 

De cara a las crecientes necesidades de países y de empresas de presentar planes para reducir sus emisiones, en los últimos años se viene produciendo un fuerte avance del mercado de carbono a través de proyectos que se financian desde países desarrollados y se ejecutan en países en desarrollo, que por ello reciben un flujo adicional de dinero.

Argentina tiene hasta el momento 58 proyectos registrados en mercados de carbono, mayormente asociados a energías renovables y la actividad forestal. En dichos proyectos, empresas argentinas “vendieron” la reducción de emisiones de carbono a otros actores de países industrializados, interesados en cumplir con requisitos normativos o bien para mostrarse más sustentables frente a los consumidores. 

En el último tiempo, nuevos sectores como la ganadería y la agricultura presionan para vender créditos y hasta provincias argentinas, como Misiones, se preparan para lanzar créditos al mercado asociados a la conservación de la selva. No obstante, especialistas advierten que, mal utilizados, estos instrumentos financieros pueden incluso ser contraproducentes a los efectos de lograr una reducción global de las emisiones.

¿Qué son los créditos de carbono?

En 2005, se puso en funcionamiento el Protocolo de Kyoto, un acuerdo climático en el marco de Naciones Unidas que había sido acordado en 1997. Allí los países industrializados se comprometieron a limitar y reducir las emisiones de gases de efecto invernadero a través de objetivos vinculantes.

Una de las herramientas disponibles para dichas metas fue el comercio de reducciones de emisiones, en forma de créditos de carbono. Así surgió el Mecanismo de Desarrollo Limpio (MDL), que permitía a un país apoyar económicamente un proyecto de reducción de emisiones o de captura de dióxido de carbono ubicado en un país en desarrollo, a cambio de contar para sí mismo con los resultados.

El MDL se considera un “mercado regulado” porque se organiza alrededor de las obligaciones que imponen organismos subnacionales, países, instituciones regionales o multilaterales sobre la emisión de gases efecto invernadero. Los mercados regulados cuentan con una instancia regulatoria pública o multilateral, en este caso Naciones Unidas.

Los créditos de carbono van a seguir ganando relevancia porque la demanda supera a la oferta. Cada vez hay más empresas interesadas en compensar sus emisiones

Uno de los mercados regulados más exigentes es el de la Unión Europea, que está compuesto por unas 10 mil empresas responsables del 40% de las emisiones totales en la región. Esas empresas obtienen de parte de los países “derechos” de emisión que son decrecientes en el tiempo para ir a la descarbonización. Si la empresa emite menos que el techo permitido, puede vender ese derecho en el mercado. En cambio, si emite más que el límite, debe salir a comprar créditos,

El MDL cuenta, según su último reporte anual, con más de ocho mil proyectos en todo el mundo. Más del 80% de los proyectos registrados se ubican en la región Asia-Pacífico, seguido por un 13% proveniente de América Latina y el Caribe.

Por otro lado, también están los mercados voluntarios de carbono, en donde se comercializan créditos asociados a iniciativas independientes de reducción de emisiones. El esquema voluntario no tiene un organismo de control pero trabaja con agencias de certificación, las cuales revisan que los proyectos de reducción de emisiones sean consistentes.

De acuerdo a la Universidad de Berkeley, el mercado voluntario registra más de seis mil proyectos, mediante los cuales se emitieron 1539 millones de créditos, equivalente a una reducción de emisiones del orden de las 1539 millones de toneladas de CO2e. La mayor parte de los proyectos voluntarios se concentra en los sectores de forestación y energía renovable.

trabajador petrolero con un casco amarillo
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“Los créditos de carbono van a seguir ganando relevancia porque la demanda supera a la oferta. Cada vez hay más empresas interesadas en compensar sus emisiones en relación a los proyectos que ofrezcan carbono”, explica Pablo Verra, integrante de Core Zero, empresa que busca generar créditos de carbono en proyectos de reducción de desperdicio de comida.

El precio de un crédito de carbono varía de acuerdo a la región y el tipo de proyecto, entre otras variables. Actualmente, el valor de una tonelada de CO2eq ronda los 10 a 25 dólares en la Argentina, indican fuentes del mercado. En los países industrializados, en donde la presión de la demanda de créditos es más fuerte por las regulaciones y las exigencias de los consumidores, el precio puede llegar a ser muy superior.

El mercado de carbono en Argentina

El mercado de carbono en Argentina tuvo un primer envión entre 2006 y 2016, con un pico en 2012. En esta etapa se anotaron diversos proyectos al MDL. En los últimos años, se produjo un tímido avance de los proyectos en mercados voluntarios, segmento en el cual ahora aparecen las mayores posibilidades de negocios.

Según datos oficiales, en el país se llevan registrados hasta el momento 46 proyectos bajo el MDL y 12 en los mercados voluntarios. En total, ya se vendieron 17,5 millones de créditos, representantes de 17,5 millones de toneladas de CO2eq que se mitigaron o redujeron.

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el número de proyectos registrados en mercados de carbono en Argentina, mayormente asociados a energías renovables y la actividad forestal.

Argentina no cuenta con un sistema regulado como el de la UE, en donde se establece un tope global de emisiones y se comercializan derechos de emisión.

La empresa argentina con mayor participación en la venta de créditos de carbono es Genneia, que mediante dos proyectos de energía eólica y uno solar emitió más de un millón de créditos. Otro actor de peso es YPF Luz, que emitió 601 mil créditos a raíz de la planta eólica de Manantiales, provincia de Chubut.

“El interés de las empresas en este tipo de certificados aumentó de manera exponencial. Proyectos renovables que impactan positivamente en las comunidades cercanas a donde están ubicados, como el caso de Manantiales, han visto su precio duplicado o triplicado en el último año”, sostuvieron representantes de YPF Luz a Diálogo Chino.

Desde Arcor, la empresa de alimentos más grande del país, detallaron a Diálogo Chino que su primer proyecto en el mercado voluntario fue al reemplazar el uso de combustibles fósiles por los residuos de la caña generados en el proceso de producción de azúcar. La empresa espera haber acreditado reducción de emisiones por 600 mil toneladas de CO2 al finalizar el año. 

En total, el 60% de los proyectos del mercado voluntario implementados en el país se vinculan al sector de energía renovable, seguido del sector de residuos, en donde se destacan los proyectos de relleno sanitario que contemplan la captura, quema y/o aprovechamiento de biogás.

Hay una tremenda oportunidad para que productores de carne y granos pasen a ser oferentes de servicios ambientales

Por su parte, la provincia de Misiones y la petrolera Phoenix Global Resources, que opera en el yacimiento hidrocarburífero de Vaca Muerta, firmaron un acuerdo para vender bonos de carbono vinculados a la conservación de la selva misionera. La certificadora de la operación es Verra y esperan recaudar unos 45 millones de dólares.

El sector ganadero, el cual genera elevadas emisiones de gases de efecto invernadero, es uno de los que ha intentado entrar en el mercado del carbono. Los productores buscan generar créditos a través de la reducción de emisiones en sus operaciones, con un número creciente de figuras de la industria que posicionan la actividad como potencialmente neutral en carbono, debido al secuestro de carbono del suelo en las tierras de pastoreo.

“Hay una tremenda oportunidad para que productores de carne y granos pasen a ser oferentes de servicios ambientales”, indica Pablo Francisco Borrelli, cofundador de Ruuts, una de las empresas argentinas enfocadas en la generación de créditos de carbono del sector agropecuario nacional.

Advertencias de cara a la COP27

El Acuerdo de París celebrado en 2015 reconoce en su artículo 6 distintas modalidades de cooperación internacional para que los países puedan implementar sus compromisos climáticos nacionales, incluyendo dos nuevos mercados de carbono. A pesar del acuerdo alcanzado en la COP26 sobre las normas generales para estos mecanismos de mercado, aún queda mucho por debatir y acordar. 

Por un lado, se espera que en la COP27 se defina cómo se va a reportar, registrar y hacer el seguimiento de la compra-venta de créditos de carbono a través de los acuerdos bilaterales entre países y/o regiones, como el que se celebró entre Suiza y Perú, uno de las novedades que trajo el Acuerdo de París. 

En paralelo están las discusiones en torno a la creación de un mercado global de carbono similar el MDL del Protocolo de Kioto pero con mayor participación empresarial y potencialmente nuevas áreas de generación de créditos. Por ejemplo, aquí se espera que Brasil junto a sus pares de Indonesia y el Congo impulsen la generación de créditos en proyectos de conservación de bosques.

paneles solares en el techo de un edificio
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Sin embargo, hay varias señales de alerta en relación a estos mecanismos. “A diferencia de las emisiones provenientes de los combustibles fósiles, que son permanentes, los árboles y el suelo sólo pueden almacenar carbono de forma temporaria. El criterio de permanencia es central a la hora de calificar la integridad de un bono de carbono”, advierte Catalina Gonda, coordinadora de política climática de la Fundación Ambiente y Recursos Naturales (FARN).

Pablo Verra, de Core Zero, sostiene que “es importante ver quién es el comprador del crédito. No se le debería vender créditos a empresas sin planes consistentes de reducción de sus propias emisiones. El crédito es una herramienta, no la solución”.

Otro de los criterios claves para que el comercio de créditos de carbono realmente contribuya a mitigar el cambio climático es la adicionalidad, lo que implica que las reducciones de emisiones deben venir de proyectos que no hubiesen podido ser implementados sin el financiamiento proveniente del mercado de carbono. 

No se le debería vender créditos a empresas sin planes consistentes de reducción de sus propias emisiones. El crédito es una herramienta, no la solución

En este punto, hay cuestionamientos sobre la generación de créditos para energías renovables, que por lo general ya generan la rentabilidad suficiente para poder desarrollarse sin el apoyo de los mercados de carbono.

Además, uno de los riesgos que subyace al mercado voluntario de carbono es que haya una doble contabilidad de la reducción de emisiones, es decir que las reducciones alcanzadas por el proyecto verde se anoten tanto en el país de origen como por parte del comprador del crédito.

La COP27 se celebrará en la ciudad egipcia de Sharm el-Sheikh del 6 al 18 de noviembre de 2022.