Clima

Climazo en la Semana del Clima

Protestas contra representantes del gobierno brasileño, hostil a ambientalistas, marcaron evento de la ONU en Salvador

Abucheos. Muchos abucheos. Sumados a gritos de “delincuente”, “asesino” y “exterminador del futuro”. Las protestas contra el ministro del Medio Ambiente de Brasil Ricardo Salles fueron la marca de la Semana del Clima de la ONU para América Latina y el Caribe que empezó el lunes y termina este viernes en Salvador, Bahía.

Cuando los jóvenes se movilizan y abuchean al ministro es porque saben que esa postura negacionista pone en riesgo su futuro

Las semanas regionales del clima son eventos preparatorios que anteceden a la reunión del clima de la ONU, y la COP-25 tiene como objetivo la implementación del Acuerdo de París, el pacto global de lucha contra el cambio climático.

Salles había sido invitado para representar al gobierno brasileño a pesar de haber actuado abiertamente para que el evento no se llevase a cabo, del mismo modo en que sucedió con la COP-25, que fue transferida hacia Chile después de la renuncia de Brasil. El ministro llegó a decirle a la prensa que el encuentro no pasaba de una excusa para “hacer turismo en Salvador”.

La incomodidad que sentía el llamado “no-ministro del Medio Ambiente” por estar presente en el evento se hizo patente con la duración de su discurso: tres minutos.

Pero, además, intentó congraciarse: “Todo lo que se trae aquí tiene eco en las acciones que estamos desarrollando”, afirmó, mientras sus palabras eran tapadas por los gritos provenientes de la platea.

No convenció. El público siguió gritando hasta el final de la alocución, dejando claro que por más que las semanas del clima suelan ser un momento para presentar y debatir políticas públicas de protección ambiental, para los activistas, Selles sólo debía limitarse a hacer una cosa: escuchar.

“Lo pusieron ahí para deshacer las políticas de protección ambiental”, dijo Fabiana Alves, coordinadora del Proyecto Clima de Greenpeace Brasil. “De alguna manera tienen que escuchar”.

Un gobierno pasivo y “paranoico”

Selles no aprovechó la oportunidad para responder a las críticas. Sólo parecía interesado en querer salir entero del lugar. Se fue directo del escenario hacia su automóvil, que dejó el evento a alta velocidad y con los vidrios levantados.

Al día siguiente debía volver para participar como mediador en un panel con otros ministros de medio ambiente de los países que participaban en el evento, pero mandó a un representante.

El representante, Roberto Castelo Branco, secretario de relaciones internacionales del Ministerio de Medio Ambiente, hizo una presentación sobre la baja de las estadísticas de la deforestación en Brasil, en la cual nunca presentó los datos de este año.

80%


el aumento en los incendios en la Amazonia brasilera en los últimos 6 meses

Los datos recientes son alarmantes. En los últimos seis meses, según el Instituto Nacional de Pesquisas Espaciales, se detectó un aumento de casi un 80% en el número de “quemadas” en la Amazonía. La ONG Imazon señaló que, en los últimos 12 meses, la deforestacíón habría aumentado un 15%.

Mientras su ministro era abucheado en Salvador, Bolsonaro hacía una más de sus tantas declaraciones infundadas. Sin presentar ninguna prueba de tipo documental o de investigación, vinculó la ola de quemadas en la Amazonía con las organizaciones no gubernamentales (ONG).

“Puede que sí, es probable, no lo afirmo, que haya habido una acción criminal por parte de eses ‘oenegeros’ para llamar la atención contra mi persona, contra el gobierno de Brasil”, declaró el presidente. “Ésta es la guerra a la cual nos enfrentamos”.

satellite images show clouds of grey smoke swirling over the Amazon (image: NASA)

Sus palabras tuvieron una repercusión directa sobre la Semana del Clima. Paulo Addario, estratega senior de selvas de Greenpeace, refutó la declaración y dijo que el presidente es “paranoico” y que hace ese tipo de declaraciones para mantener a la sociedad civil distante de las acciones del gobierno.

“Las organizaciones sociales actúan donde el Estado no tiene capacidad de actuar. Criminalizarlo es querer desacreditarlo deliberadamente, porque el presidente no cree en la organización social, él cree que es algo manipulado por la izquierda, por los comunistas”, afirmó. “En el fondo, es criminalizar a la ciudadanía”.

Los ambientalistas se fueron del evento si obtener esclarecimientos sobre la política del gobierno brasileño, uno de los objetivos de dicho evento.

“América Latina siempre estuvo fragmentada con relación a este tema, pero este evento sirve para el diálogo y para unir puntos”, dijo el peruano Manuel Pulgar-Vidal, líder global sobre políticas de clima y energía de la organización World Wide Fund for Nature. “El negacionismo es fruto de accidentes políticos y cuando los jóvenes se movilizan y abuchean al ministro es porque saben que esa postura negacionista pone en riesgo su futuro”.

Concientización contra la parálisis del gobierno

Más focalizado en luchar contra los datos e informaciones sobre el aumento de la deforestación en la Amazonía, el gobierno brasileño no anunció acciones importantes de protección ambiental.

Un análisis del periódico New York Times demostró que las acciones de lucha contra la deforestación disminuyeron un 20% en los últimos seis meses. Cambios en consejos de debate sobre políticas públicas también significaron una disminución del diálogo con organizaciones de la sociedad civil.

El presidente no cree en la organización social, él cree que es algo manipulado por la izquierda, por los comunistas

Sin perspectivas de cambio en las políticas ambientales del gobierno, el plan de muchos activistas es simplemente seguir gritando.

“Seguiremos difundiendo nuestras acciones y también continuaremos actuando con manifestaciones para reclamarle un posicionamiento al gobierno”, afirmó Suelita Rocker, analista de 350.org, un movimiento contra el uso de combustibles fósiles. “También es muy importante dialogar con diversos sectores de la sociedad civil para evitar mayores perjuicios económicos, sociales y ambientales para el país”.

Renato Cunha, coordinador del Grupo Ambientalista de Bahia (Gambá), no es muy optimista con respecto al impacto. En su opinión, las entidades hasta pueden llevar a cabo acciones puntuales e intentar movilizar a la sociedad, pero será difícil llegar al equilibrio ambiental en el ámbito del cambio climático con un gobierno “que juega en contra”.

“Si el propio gobierno vacía los organismos de fiscalización y trabaja para terminar con las licencias ambientales,” afirmó, “él mismo está terminando con las herramientas que podrían amenizar los efectos del cambio climático”.