Clima

América Latina necesita un estímulo verde. ¿Puede llegar de China?

La crisis del coronavirus podría acelerar la descarbonización de la región y ayudar a cumplir las metas de sustentabilidad
<p>Los buses eléctricos chinos están cada vez más presentes en las ciudades de América Latina y pueden ayudar a lograr una recuperación verde de la economía (imagen Alamy)</p>

Los buses eléctricos chinos están cada vez más presentes en las ciudades de América Latina y pueden ayudar a lograr una recuperación verde de la economía (imagen Alamy)

El nuevo coronavirus no sólo trajo una crisis sanitaria sino también una económica para América Latina. Pero la respuesta que la región elija también puede traer una oportunidad, utilizando un estímulo verde para descarbonizar su economía – posiblemente con la ayuda de China.

América Latina está ante el comienzo de una profunda recesión, con una caída del Producto Bruto Interno (PBI) regional que alcanzará este año entre 1,8% a 4% por la expansión mundial de la pandemia del Covid-19, de acuerdo a la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL).

Esta situación obligará a los gobiernos a implementar diversas medidas a lo largo del año para estimular sus economías, utilizando inversión propia o extranjera. Es allí donde surge la oportunidad de que dichas medidas también permitan avanzar en la acción climática a lo largo de la región.

China es uno de los socios principales de América Latina, invirtiendo en numerosos proyectos extractivos cómo petróleo y minería. Redireccionar esa inversión a proyectos verdes e incluso aumentarla podría ayudar a reducir las emisiones de la región y también a su recuperación económica.

Los activos en los que se está invirtiendo en el sector petrolero no van a valer nada en un futuro no tan lejano

Sin embargo, lograrlo dependerá de la propia recuperación de China, hoy volviendo a la actividad luego del pico del coronavirus, y su capacidad de inversión, además de la voluntad política de los gobiernos latinoamericanos, con economías dependientes en actividades contaminantes.

“No puede haber un plan de estímulo en América Latina que no considere el clima y la naturaleza,” sostuvo Manuel Pulgar Vidal, líder del clima y energía de WWF y ex ministro de ambiente del Perú. “Los países se deben enfocar en agricultura sostenible, transporte limpio e impedir actividades dañinas como los combustibles fósiles”.

Nueva crisis, nuevo estímulo

De una escala menor a la actual, la crisis económica global del 2008 significó la irrupción de China como un actor relevante en América Latina, trayendo un enorme respaldo financiero, de inversión y comercial, que en parte ayudó a que el PBI de la región pasara de -1,9% en 2009 a 5,8% en 2010.

Los abundantes recursos de América Latina, desde soja a petróleo, eran justamente los productos que China necesitaba para impulsar su enorme crecimiento económico. Ese interés pronto se transformó en alianzas políticas e inversiones, mayormente concentradas en el sector extractivo.

“Si hay un nuevo estímulo de China, tal como ocurrió en 2008, podría ser a través de sus empresas destacadas en sectores verdes, como infraestructura, transporte y energía, creando ciudades con menos emisiones en la región”, sostuvo Margaret Myers, directora del programa de Asia y América Latina del centro de estudios Diálogo Interamericano.

Sectores verdes como la energía renovable y el transporte limpio han tenido un lugar más destacado en la región en los últimos cinco años, en parte gracias a la inversión de empresas chinas. Entre ellos, se destaca la llegada de buses eléctricos chinos y proyectos de energía limpia de gran escala, como la planta solar Cauchari en Argentina.

Ello coincide con lo expresado por China en su último documento para las relaciones con América Latina de 2016. Aunque se mantiene el interés por los recursos naturales y la energía, se enfatiza también la cooperación para la protección del medio ambiente y el cambio climático.

“América Latina debe salir de su modelo extractivista. Los gobiernos de la región pueden aprovechar el conocimiento ya adquirido por China, especialmente en energía renovable. Pero todavía no se dan cuenta de eso,” afirmó Leonardo Stanley, investigador argentino del Centro de Estudios de Estado y Sociedad (CEDES).

Los desafíos del estímulo verde

Lograr un estímulo verde en América Latina, con la ayuda de China, dependerá en primer lugar de la propia recuperación de China y de su capacidad de inversión extranjera. Por ahora, las señales no son buenas.

6,8%


la caída de la economía china en los primeros cuatro meses del año

En el primer cuatrimestre del año su economía se contrajo 6.8%, la peor cifra desde 1992 cuando se empezaron a tomar estadísticas cuatrimestrales. El Fondo Monetario Internacional (FMI) espera que China crezca 1.2% este año y se recupere con un crecimiento de 9.2% en 2021.

Myers considera que China podría tener un papel importante en el alcance y la velocidad de la recuperación de América Latina, pero que no necesariamente será como en el 2008. Todo dependerá de su recuperación y voluntad de aumentar su presencia en la región, sostuvo.

Por cuarto año consecutivo, los dos principales bancos chinos encargados de financiar inversión extranjera han reducido en 2019 los préstamos a América Latina, de acuerdo a un análisis de la Universidad de Boston y el Diálogo Interamericano. Sin embargo, la inversión extranjera directa si se mantiene en alza.

“China fue central para la recuperación de América Latina en 2008 y por su relación con la región seguramente vuelva a tener un rol importante en esta nueva crisis. Sin embargo va a ser uno muy distinto,” afirmó Myers. “Ha habido en los últimos años una caída en el financiamiento a la región.”

El Ministerio de Comercio de China y el Banco de Desarrollo de China anunciaron en febrero un nuevo canal financiero para proyectos que forman parte del plan de conectividad global, la iniciativa de La Franja y La Ruta, que se ha visto afectado por COVID-19. Solo se admitirían proyectos considerados de “alta calidad”, “legalmente compatibles” y con “riesgos controlables”.

El 30 de abril, un grupo de 265 organizaciones de la sociedad civil en todo el mundo pidieron que las finanzas fluyan solo a proyectos que eviten impactar negativamente a las personas, la biodiversidad y el clima.

Tener buenos planes climáticos nada tiene que ver con el Acuerdo de París. Tiene que ver con que la economía ya cambió

Otro obstáculo a resolver será la propia voluntad de los gobiernos de la región de apostar en mayor medida a proyectos no contaminantes, algo que todavía no está claro que exista de manera generalizada. La esperanza de una recuperación en base al petróleo, por ejemplo, sigue muy presente en México y Argentina.

“Queda por ver el interés de los gobiernos de la región en avanzar a una matriz limpia y un futuro sin combustibles fósiles. Todavía no se dimensiona que los activos en los que se está invirtiendo en el sector petrolero no van a valer nada en un futuro no tan lejano,” sostuvo Stanley.

Las economías de América Latina, Asia, Europa y los Estados Unidos han comenzado a explorar el tipo de estímulo que debe usarse.

Más de 1,000 activistas investigadores y ciudadanos firmaron una carta abierta al Congreso de los Estados Unidos pidiendo una lista de medidas de estímulo ecológico, mientras que el Consejo Europeo pidió que se integrara una transición ecológica en las medidas de recuperación. Otros están pidiendo un “rescate de las personas”, utilizando fondos públicos para mejorar la vida de las personas.

“Odio decir que debemos usar este momento porque la situación es muy grave”, sostuvo Mijin Cha, investigador principal del grupo de expertos estadounidense Data for Progress y coautor de la carta enviada al congreso de Estados Unidos. “Pero sabemos que habrá un estímulo, por lo que depende de nosotros asegurarnos de que se invierta en un futuro bajo en carbono y más justo”.

Lograr una carbono neutralidad

Impulsar una economía con menos emisiones contaminantes no sólo tiene sentido en términos ambientales para América Latina sino también en términos económicos, gracias a los numerosos beneficios y empleos que se podrían generar.

El Acuerdo de París, firmado en 2015, tiene como objetivo limitar el calentamiento global para que no supere los 2°C. Para lograrlo, las emisiones de gases de efecto invernadero deben alcanzar su pico lo antes posible y luego caer a cero en 2050.

La transición a emisiones netas es técnicamente posible en América Latina, de acuerdo a un informe del Banco Interamericano de Desarrollo (BID), mediante la producción de electricidad sin emisiones de carbono, la electrificación de la industria y el transporte y la eficiencia energética.

7,7


millones de nuevos empleos se podrían crear en 2050 si América Latina decarbonizara los sectores de energía y transporte

La región se ahorraría hasta US$621.000 millones anuales si los sectores de energía y transporte lograran la neutralidad de emisiones para el 2050, generando además 7.7 millones de nuevos empleos, de acuerdo a un informe del Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA).

“Descarbonizar nuestras economías traería una transformación positiva a sociedades más saludables, resilientes, verdes y equitativas,” sostuvo Adrien Vogt-Schilb, economista senior en la divisón de cambio climático del BID. “Sin embargo, todavía hay una falta de conciencia de que la carbono neutralidad es viable económica y técnicamente.”

La mayor parte de las contribuciones climáticas (NDC) hasta ahora presentadas están todavía lejos de los objetivos del Acuerdo de París, incluyendo las de América Latina, de acuerdo a un análisis de CEPAL. Para revertirlo este año todos los países deberán presentar nuevos compromisos más ambiciosos.

Tal fue el caso de Chile, el primer país de la región en presentar su nueva NDC. El gobierno se comprometió en abril a alcanzar su pico de emisiones en 2025 y la carbono neutralidad en 2050. Además, las metas ya no son condicionales a financiamiento internacional, tal como estaba originalmente estipulado.

“Tener buenos planes climáticos nada tiene que ver con el Acuerdo de París. Tiene que ver con que la economía ya cambió. Si los países de la región quieren seguir exportando productos con un alto contenido de carbono estos van a ser rechazados,” afirmó Pulgar Vidal. “Pero todavía no entendemos el mensaje en América Latina.”