Océanos

Más de 190 países llegan a un acuerdo para proteger alta mar

Este tratado crea un marco jurídicamente vinculante para la conservación y el uso sostenible de la biodiversidad en aguas internacionales
<p>El nuevo tratado permite la creación de zonas marinas protegidas en alta mar, lo que podría proteger a especies migratorias como la tortuga carey (Imagen © Tommy Trenchard / Greenpeace)</p>

El nuevo tratado permite la creación de zonas marinas protegidas en alta mar, lo que podría proteger a especies migratorias como la tortuga carey (Imagen © Tommy Trenchard / Greenpeace)

Tras dos décadas de negociaciones, se acordó un tratado jurídicamente vinculante para proteger la vida marina en alta mar. Estas vastas zonas oceánicas situadas más allá de las aguas territoriales de los países cubren aproximadamente la mitad de la superficie del planeta y hasta ahora carecían en su mayor parte de regulación.

El acuerdo se cerró a última hora de la noche del sábado en Nueva York, tras dos semanas de negociaciones en la sede de la ONU, y después de varias rondas de conversaciones fallidas desde 2018. Rena Lee, presidenta de la conferencia, dijo que “el barco ha llegado a tierra” y agradeció a los delegados su compromiso. Muchos llevaban dos días dentro de la sala de conferencias y se quedaron toda la noche para ver cómo se cerraba el acuerdo. “El éxito también es suyo”, dijo.

Rena Lee haciendo la señal de OK con sus dos manos
Rena Lee, presidenta de la conferencia, en la sesión plenaria de clausura (Imagen: Mike Muzurakis | IISD/ENB)

Alta mar, también llamada aguas internacionales, es el hábitat de especies y ecosistemas únicos, sustenta la pesca y absorbe las emisiones de gases de efecto invernadero. Pero también es vulnerable a la creciente actividad humana, incluida la pesca industrial y, potencialmente, la minería de aguas profundas. También hay una creciente demanda de “recursos genéticos marinos”, materiales y secuencias genéticas de plantas y animales marinos de inmenso valor potencial para industrias como la farmacéutica, la química y la de los biocombustibles.

El llamado “tratado BBNJ” —que hace referencia a la biodiversidad fuera de las jurisdicciones nacionales— crea un marco para la conservación y el uso sostenible de la vida marina en alta mar. Desempeñará un papel crucial en el cumplimiento del compromiso 30×30 de proteger el 30% de los océanos y el 30% de la tierra del planeta de aquí a 2030, asumido por los países el año pasado en el Marco Mundial de la Biodiversidad de Montreal-Kunming.

El nuevo acuerdo “permitirá el tipo de supervisión e integración que necesitamos si queremos que los océanos sigan proporcionando los beneficios sociales, económicos y medioambientales que disfruta actualmente la humanidad”, declaró Jessica Battle, experta en política y gobernanza de los océanos mundiales de WWF.

Los detalles del acuerdo

Uno de los resultados más significativos del nuevo tratado es que permitirá a los países establecer nuevas áreas marinas protegidas (AMP) en alta mar. A pesar de representar casi dos tercios del océano mundial, sólo el 1% de estas aguas están protegidas en la actualidad, lo que plantea grandes retos y oportunidades.

1%


El porcentaje de las aguas de alta mar que están protegidas en la actualidad.

Los países tendrán que presentar sus propuestas de nuevas AMP para que sean consideradas por todas las partes del acuerdo, y luego se someterán a votación entre ellas. Las decisiones se tomarán por consenso, pero si éste no puede alcanzarse, se considerará suficiente una mayoría de tres cuartos.

Dar a los Estados la capacidad de crear AMP en alta mar, incluso sin consenso, es “una de las grandes victorias del acuerdo”, afirmó Andrew Deutz, Director de Política Global, Instituciones y Financiación de la Conservación de The Nature Conservancy.

Organizaciones conservacionistas, gobiernos y científicos ya han sugerido zonas que deberían ser prioritarias para las AMP en alta mar: el grupo Pew Charitable Trusts ha identificado 10 lugares en todo el mundo con “altas concentraciones de elementos de conservación dignos de protección”, entre ellos las cordilleras de Salas y Gómez y Nazca, propuestas por Chile desde 2021.

El acuerdo BBNJ también pide a los Estados que lleven a cabo evaluaciones de impacto ambiental (EIA) cuando una actividad prevista en alta mar pueda tener más que un efecto menor o temporal en el medio marino, o los efectos de la actividad sean desconocidos o poco conocidos.

Sin embargo, algunos aspectos de las disposiciones del texto sobre las EIA han preocupado a observadores. Los organismos que ya se encargan de regular las actividades potencialmente nocivas, como la Autoridad Internacional de los Fondos Marinos (ISA, por su nombre en inglés) sobre la explotación minera de los fondos marinos, seguirán haciéndolo sin tener que atenerse a las normas de EIA establecidas en el nuevo tratado.

“Se trata de una laguna que los países han podido incluir en el texto: no es tan contundente como nos hubiera gustado”, declaró Veronica Frank, asesora política de Greenpeace. Describió las EIA de la ISA como “muy malas y poco transparentes”.

Un manifestante junto al buque Hidden Gem
Un manifestante junto al Hidden Gem, que en septiembre se convirtió en el primer buque autorizado por la ISA para probar su equipo minero, en la zona Clarion-Clipperton del Océano Pacífico (Imagen: Charles M. Vella / Alamy)

Uno de los puntos conflictivos, que causó divisiones entre los países en desarrollo y los desarrollados, fue cómo repartir de manera equitativa los recursos genéticos marinos situados en alta mar y sus potenciales beneficios. Para solucionarlo, los países acordaron crear un mecanismo financiero que distribuya equitativamente cualquier beneficio monetario derivado del uso de estos recursos, un fondo que se debatirá con más profundidad en una futura conferencia de las partes.

Aunque quedan pendientes algunos detalles y cuestiones sobre su aplicación, el acuerdo ha sido recibido de manera positiva en general.

“Este texto ofrece la oportunidad de avanzar significativamente en la protección de alta mar”, declaró Torsten Thiele, responsable de Global Ocean Trust. “Harán falta recursos adecuados para lograr una gestión eficaz del ecosistema”.

Ursula von der Leyen, Presidenta de la Comisión Europea, dijo que el océano “le ha dado tanto a la humanidad” y que ahora “es el momento de devolverle lo que nos da”. La Unión Europea  y sus Estados miembros forman parte de la Coalición de Gran Ambición, integrada por 52 países que apoyan el tratado.

Mónica Medina, Subsecretaria de Estado de EE.UU. para Océanos y Asuntos Medioambientales y Científicos Internacionales, también recibió con satisfacción el acuerdo. “El mundo se ha unido para proteger los océanos en beneficio de nuestros hijos y nietos”, declaró.

Rusia y Nicaragua fueron algunos de los países que mostraron su preocupación por el texto final. Julian Chen, investigador de la Universidad Macquarie de Australia, dijo que China también tenía algunas dudas iniciales sobre el acuerdo, pero acabó participando de manera significativa en el proceso como miembro de la Coalición de Gran Ambición.

Llegar a su aplicación

El tratado deberá adoptarse formalmente en una sesión posterior y, a continuación, esperar su aprobación legal por parte de los países miembros, ya que el acuerdo sólo entrará en vigor dos meses después de que lo haya ratificado el sexagésimo país. Las ONG y los expertos marinos confían en que esto no lleve más de un año, teniendo en cuenta el creciente impulso de la protección de los océanos y la atención prestada a estas conversaciones.

Más allá del creciente apoyo político —la UE, por ejemplo, se comprometió recientemente a destinar casi 820 millones de euros (875 millones de dólares) a la protección de los océanos—, donantes privados como Bezos Earth Fund y la Fundación Gordon y Betty Moore también se han comprometido colectivamente a aportar 5 millones de dólares para ayudar a los países en desarrollo en su adhesión al tratado.

elizabeth mrema hablando en la conferencia sobre los océanos de la onu
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“Los gobiernos y la sociedad civil deben garantizar ahora que el acuerdo se adopte y entre rápidamente en vigor, y que se aplique eficazmente para salvaguardar la biodiversidad de alta mar”, declaró Liz Karan, directora del proyecto de gobernanza de los océanos de Pew.

Rebecca Hubbard, directora de High Seas Alliance, una red conservacionista de más de 40 ONG, declaró que esperarán que los Estados que forman la Coalición de Alta Ambición lideren la adopción, ratificación e identificación de zonas importantes de alta mar que proteger.

La asesora sobre alta mar de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza, Kristina Gjerde, y un grupo de expertos marinos escribieron el año pasado que, además de poner en vigor el acuerdo, los países deben crear capacidad para garantizar una amplia participación y una aplicación eficaz.

“Las crecientes repercusiones del cambio climático y de las actividades humanas sobre el océano mundial exigen medidas urgentes, por lo que debemos empezar a trabajar en la aplicación del acuerdo BBNJ lo antes posible para garantizar la salud de los océanos en beneficio de las generaciones presentes y futuras”, escribieron.