Energía

Brasil planea continuar invirtiendo en energía de carbón

Los nuevos planes de carbón del gobierno de Bolsonaro enfrentan barreras para el financiamiento, lo que agrava la imagen ya desgastada del país en la COP26.
<p>Aunque el carbón representa menos del 5% de la combinación energética de Brasil, el gobierno federal planea invertir 20 mil millones de reales (US $ 3.7 mil millones) en la fuente de energía más contaminante del mundo (Imagen: blickwinkel / Alamy)</p>

Aunque el carbón representa menos del 5% de la combinación energética de Brasil, el gobierno federal planea invertir 20 mil millones de reales (US $ 3.7 mil millones) en la fuente de energía más contaminante del mundo (Imagen: blickwinkel / Alamy)

A pesar de la movilización mundial hacia la adopción de energías renovables, el gobierno brasileño sigue fomentando el uso del carbón, el combustible fósil más contaminante. En la conferencia de la ONU sobre el clima, la COP26, más de 70 países se comprometieron a ponerle fin a fuentes de energía como el carbón para mediados de siglo, pero Brasil no firmó el acuerdo.

En contra de la tendencia mundial, el gobierno nacional lanzó en agosto un programa para fortalecer la minería de carbón. El plan pretende recaudar 20 mil millones de reales (3,7 mil millones de dólares) para revitalizar la producción de electricidad a carbón en el Sur de Brasil, la región que posee las mayores reservas de este mineral en el país.

Sin embargo, recaudar estos fondos será el mayor desafío para la industria del carbón y el gobierno del presidente Jair Bolsonaro. El programa descarta el uso de recursos del Banco Nacional de Desarrollo Económico y Social (BNDES), ya que desde 2018 la financiera está cerrando sus puertas a la financiación de plantas de carbón. Por ello, el gobierno espera atraer financiación del extranjero, aunque esto también puede significar desafíos.

Manifestantes, una de ellas con un cartel que dice "Está haciendo calor aquí así que quítense todos sus carbones".
Manifestantes protestan en Glasgow, donde se lleva a cabo la COP26. Más de 70 países se comprometieron a poner fin al uso del carbón para mediados de siglo (Imagen: Tim Dennell / Flickr , CC BY )

“China siempre ha sido un socio para los proyectos térmicos en el mundo”, comenta Fernando Luiz Zancan, presidente de la Asociación Brasileña de Carbón Mineral (ABCM). Actualmente, más del 70% de las centrales eléctricas de carbón que se construyen en el mundo dependen de fondos chinos.

En Brasil, la empresa estatal PowerChina está invirtiendo en la planta de Pedras Altas, en Rio Grande do Sul, que tendrá una capacidad de 600 megavatios (MW). Además, las empresas chinas ya han invertido 36.500 millones de dólares en proyectos energéticos en Brasil entre 2005 y 2019, según información del Centro de Desarrollo de Políticas Globales de la Universidad de Boston. De ellos, el 4% -unos 1.500 millones de dólares- correspondió al carbón.

Habrá que encontrar un sustituto a China, porque sin este país los planes de instalación de nuevas centrales térmicas se verán impactados

Sin embargo, este panorama está por cambiar. En septiembre, el presidente de China, Xi Jinping, anunció que su país dejaría de participar en la construcción y el financiamiento público de centrales eléctricas de carbón en el extranjero. Poco antes, Japón y Corea del Sur también habían anunciado recortes en el sector.

“Existe una presión internacional para que los países dejen de quemar carbón porque el impacto climático es muy grande, a escala mundial”, afirma Shigueo Watanabe Junior, experto en cambio climático y energía del Instituto Climainfo, una organización brasileña de información ambiental.

Las preocupaciones del sector del carbón en Brasil

Para Zancan, todavía “hay que esperar” para entender las ramificaciones prácticas de esta nueva estrategia china en el caso de Brasil.

Pero el anuncio de Xi Jinping ya preocupa a una parte del sector del carbón. “Tenemos que admitir que China es una potencia mundial y cualquier movimiento suyo tiene un impacto global”, afirma Genoir José dos Santos, presidente de la Federación Interestatal de Trabajadores de la Industria de la Extracción del Carbón del Sur (Fitiec).

“Habrá que encontrar un sustituto a China, porque sin este país los planes de instalación de nuevas centrales térmicas se verán afectados”, añade.

670 millones


de reales en subsidios recibieron los productores de carbón en 2020

Ante un escenario de recursos cada vez más escasos, el sector del carbón ha abogado por la ampliación de las subvenciones. En la actualidad, esto funciona a través de la Cuenta de Desarrollo Energético (CDE), un fondo suministrado a través de cargos a las empresas de distribución de energía para desarrollar el sector energético, incluido el carbón.

En 2020, los productores de carbón recibieron 670 millones de reales en subsidios. Según la ley de gestión energética de 2002, el CDE debe continuar subenciaonado al grupo hasta 2027. Pero una solicitud de enmienda al proyecto de ley pretende ampliar este plazo hasta 2035.

“La idea es acordar [esta prórroga] con el ponente del proyecto, para una posterior votación en la Cámara de Representantes, luego en el Senado y la firma del presidente”, explica Santos, de Fitiec. “Si no lo conseguimos, es una gran preocupación”.

central termoeléctrica en Candiota, Río Grande do Sul, Brasil
La central termoeléctrica en Candiota, Rio Grande do Sul, forma parte de la amplia gama de centrales térmicas de la región, que serían el objetivo del programa de modernización del sector (Imagen: Gobierno del Estado de Rio Grande do Sul / Flickr , CC BY )

Según Watanabe Junior, de ClimaInfo, la industria también se está movilizando para recuperar la línea de crédito del BNDES: “Sabemos que hay un fuerte lobby en el congreso por parte de los propietarios de las centrales de Santa Catarina y Rio Grande do Sul para que el BNDES retome la línea de crédito para esta actividad”.

Pero el temor del sector es que las nuevas inversiones para la minería del carbón cesen a corto plazo. “Corremos el riesgo de quedarnos sin nuevos proyectos por la falta de expectativas de futuro”, añade Santos. “Abrir una mina lleva unos tres años debido a la burocracia, los estudios de mitigación del impacto y las licencias, y cuesta 15 millones de reales. ¿Quién va a querer invertir si en 2027 el flujo [de subsidios] no continuará?”

Brasil, a contramano

El intento del gobierno brasileño y de la industria de encontrar formas de mantener la minería del carbón se suma a la ya desgastada imagen de Brasil en la COP 26, debido a los consecutivos incendios y la continua deforestación, principalmente en el Pantanal y la Amazonía, y a la reducción de la inspección ambiental nacional.

“Esta medida del gobierno brasileño va en contra del mundo”, comenta Shigueo Watanabe Junior, de ClimaInfo.

El profesor de Relaciones Internacionales de la Universidad Positivo en Curitiba, João Alfredo Lopes Nyegray, está de acuerdo. “Brasil, antaño protagonista de la agenda medioambiental, se está quedando atrás. Europa, Norteamérica y parte de Asia buscan comprar productos de países comprometidos con el desarrollo sostenible”, comenta.

Brasil, antaño protagonista de la agenda medioambiental, se está quedando atrás

Lopes Nyegray recuerda el acuerdo comercial entre Mercosur y la Unión Europea. “Está a stand by por parte de los europeos, ya que no están de acuerdo con las actuales posturas brasileñas en materia de conservación”, comenta.

“China, ciertamente un país contaminante, ha ido cambiando sus prácticas y políticas y se ha convertido en un importante e inesperado aliado de la sostenibilidad”, dijo el profesor. En un momento de contracción económica, lo peor que podríamos hacer sería precisamente crear disputas comerciales innecesarias”.

Mientras que Zancan, presidente de ABCM, cree que la discusión no tiene sustento ya que el carbón representa menos del 5% del suministro de electricidad de Brasil. “El mundo sabe esto”, dice.

“Llevamos años trabajando para modernizar el sector, porque el parque está envejecido. Queremos conseguir un modelo de transición energética para que la industria pase de altos niveles de carbón a bajos, con captura de CO2”, añade Zancan. “Esta tecnología es la salida”.