Clima

El cambio climático aumenta el riesgo del virus zika

Crea condiciones ideales para reproducción del mosquito transmisor

La explosión del número de casos de microcefalia en América Latina y el Caribe se ha transformado en una emergencia internacional. La Organización Mundial de la Salud (OMS) reconoce que el  principal motivo para que el mundo entre en estado de alerta es la falta de vacunas y análisis rápidos que diagnostiquen la enfermedad. Una vez más, esa enorme amenaza para la salud humana comienza con la picadura del mosquito aedes aegypti. El insecto, que también transmite dengue y chikunguña, puede infectar a personas con el vírus del zika. Existen fuertes evidencias de que dicho virus causa microcefalia a niños recién nacidos. Investigadores del área de infectología todavía están intentando comprender cuál es el mecanismo a través del cual el zika provoca dicha malformación congénita en mujeres embarazadas. “Todos están de acuerdo en que es necesario coordinar esfuerzos internacionales urgentemente para investigar y conocer mejor tal relación”, declaró Margaret Chan, directivo de la OMS. Hasta el momento, la única defensa que existe contra el zika es mantenerse a distancia del mosquito. Pero a medida que la temperatura global va subiendo y las regiones del planeta se calientan más, el aedes aegypti se acerca cada vez más, lo que hace que otro grupo de científicos observe el mapa global con extrema preocupación. “El calentamiento global afecta la abundancia y distribución de los vectores de la enfermedad, haciendo que aumente la incidencia de enfermedades infecciosas y ampliando las áreas geográficas que se encuentran en riesgo”, afirma Fiona Armstrong, directora ejecutiva de la Alianza Clima y Salud, con base en Australia. El calor y la humedad, asociados con el cambio climático, crean condiciones ideales para la procreación de mosquitos, agrega Armstrong. “A medida que las regiones que antes eran más secas y frías pasan a registrar temperaturas más elevadas y más lluvias, los mosquitos expanden sus áreas de reproducción, lo que aumenta el número de poblaciones en riesgo.” Ritmo de expansión La OMS estima que en los próximos 12 meses se registrarán hasta 4 millones de casos del virus del zika. Aproximadamente el 80% de los infectados no presentan síntomas y, cuando estos aparecen, experimentan fiebre, enrojecimiento de la piel (eritema) y conjuntivitis. Por lo menos 22 países latinoamericanos han reportado casos de zika, entre los cuales Brasil es el más afectado. En noviembre de 2015, el Ministerio de Salud confirmó que existe una relación entre el virus y el brote de casos de microcefalia que se dio en la región Nordeste del país. Desde entonces, se están investigando en todo el país 3.448 casos de probable microcefalia. Se cree que el virus del zika podría haber llegado a Brasil a través de un turista asiático, durante la Copa del Mundo de 2014. Investigadores de los Estados Unidos temen que el virus se propague rápidamente por el territorio. Un estudio realizado por Davidson Hamer y Lin Chen, del Boston Medical Center, afirma que el riesgo de que el zika se difunda es elevado debido a que los mosquitos aedes aegypti y aedes albopictus están presentes en varios estados. Además, en unos meses llegará el verano al hemisferio norte, una época apropiada para que el mosquito se reproduzca. Según la red de noticias China Network Televisión (CNTV), las autoridades locales están monitoreando el riesgo de que el virus llegue a China, aunque hasta el momento no se haya registrado ningún caso del virus en ese país. El ministerio de Relaciones Exteriores chino ya se puso a disposición de las autoridades latinoamericanas para auxiliarlos en lo que sea posible, inclusive para investigar nuevas vacunas para combatir la enfermedad. El virus del zika fue descubierto en Uganda, África, en 1947. El primer brote en humanos se registró recién en el año 2007. El virus estuvo circulando por el continente asiático, habiéndose registrado 19 mil personas infectadas en la Polinesia Francesa en 2013, cuando se lo comenzó a asociar con los casos de microcefalia. Además de esta malformación congénita, se cree que el virus del zika también provoca el síndrome de Guillain Barre, una enfermedad neurológica que puede ocasionar parálisis temporaria o definitiva. Más presión Las autoridades todavía tienen dificultades para prever cuáles serán las proporciones del brote de zika. Según Christovam Barcellos, investigador del Observatorio del Clima y Salud de la Fundación Oswaldo Cruz, el historial del virus del dengue puede ofrecer algunas pistas. “Venimos observando que las áreas de transmisión del dengue se están expandiendo por todo el mundo. En Brasil, el dengue se está desplazando cada vez más hacia el sur, y hacia ciudades más altas, que antes estaban más resguardadas”, comenta Barcellos. “Posiblemente se trate de un efecto ocasionado por las condiciones climáticas sobre la salud.” Estudios ya apuntan al sur de China y al Sudeste Asiático como áreas de transmisión del dengue, al igual que el norte de Australia. Por lo tanto, ya que el mosquito vector habita esas regiones, es posible que el virus del zika también provoque un gran número de infectados. “Llama la atención la manera en que el aedes se adapta a la ciudad. En un ciclo que va de una a dos semanas, el mosquito pone huevos y sale volando a picar personas. La ciudad es un ambiente que propicia su reproducción”, agrega Barcellos. Según los investigadores, hay estimativas de que los cambios climáticos puedan aumentar las presiones que ya existen sobre los sistemas de salud, lo que dificultará la imputación de recursos para luchar contra nuevas enfermedades, en especial en regiones subdesarrolladas del globo. En países latinoamericanos que todavía están en desarrollo, como Brasil y Colombia, en los cuales se verifica un aumento en los casos de microcefalia muy probablemente como consecuencia del virus del zika, la situación podría complicarse en el futuro. “Entiendo que nos encontramos ante ejemplos de cómo los líderes políticos y las autoridades de la salud vienen subestimando la amplitud y complejidad de los riesgos para la salud humana que son ocasionados por un aumento en la temperatura del mundo”, agrega Fiona Armstrong.