Clima

“Reducir las emisiones de metano puede marcar una rápida diferencia”

Marcelo Mena, director ejecutivo del Global Methane Hub, una iniciativa que financia acciones para reducir las emisiones de metano en un 30% para el 2030, resalta la necesidad de actuar sobre este gas de efecto invernadero
<p>Un hombre recoge materiales reciclables del basural Jardim Gramacho, en Río de Janeiro, Brasil. Mena asegura que los residuos generan cada vez más emisiones de metano en los países del Sur Global. (Imagen: Sergio Moraes / Alamy)</p>

Un hombre recoge materiales reciclables del basural Jardim Gramacho, en Río de Janeiro, Brasil. Mena asegura que los residuos generan cada vez más emisiones de metano en los países del Sur Global. (Imagen: Sergio Moraes / Alamy)

Durante muchos años, el metano se pasó por alto en la conversación sobre el cambio climático. Sin embargo, este gas de efecto invernadero, generado principalmente por los combustibles fósiles, la ganadería y los residuos, ha sido responsable del 30% del calentamiento global y sus emisiones se están expandiendo rápido

Es por ello que en la conferencia de cambio climático COP26 en 2021 un grupo de 112 países acordaron reducir un 30% las emisiones de metano para el 2030. Como complemento, se creó el Global Methane Hub, una alianza público-privada con fondos para apoyar el desarrollo de acciones para reducir esas emisiones.

Marcelo Mena, director de Methane Hub
“Si queremos evitar que los puntos de quiebre del calentamiento global ocurran en un país específico, bajar metano es una buena herramienta”, dijo Mena, director ejecutivo del Global Methane Hub. (Imagen: Methane Hub)

Mientras que el dióxido de carbono, el principal gas de efecto invernadero, permanece en la atmósfera por cientos a miles de años, el metano se descompone en sólo una década. Por lo tanto, reducir las emisiones de metano ahora tendría un impacto a corto plazo y es fundamental para ayudar a mantener al mundo en el camino hacia 1.5°C.

Marcelo Mena, ex ministro de Ambiente de Chile (2017-2018), es el director ejecutivo del Global Methane Hub. En una entrevista con Diálogo Chino, Mena resalta la urgencia de abordar las emisiones del metano y pide por compromisos vinculantes para lograrlo. Además, se refiere a los desafíos específicos para América Latina. 

Diálogo Chino: Por años, el metano no ha estado en el centro de las conversaciones sobre cambio climático. Sin embargo, ello parece haberse revertido al menos parcialmente en la COP26. ¿Qué ha cambiado?

Marcelo Mena: Lo más importante que ha ocurrido es que la amenaza de superar 1.5 grados centígrados es cada vez más clara. Podríamos llegar a ello en 2026, mucho más temprano de lo que se pensaba con el Acuerdo de París. Ante ese escenario, actuar sobre el metano nos da la posibilidad de poder reducir emisiones y que se note rápidamente. El mundo está perdiendo la esperanza ante acuerdos climáticos de largo plazo en los que cuesta ver sus efectos. Reducir las emisiones del metano puede marcar una diferencia.

DC: A diferencia de otros gases de efecto invernadero, reducir las emisiones de metano suele ser descrito como algo factible de lograrse en el corto plazo. ¿Qué características tiene este gas de efecto invernadero que lo hacen más fácil de abordar?

MM: Hemos ignorado que hay fugas de la extracción de los combustibles fósiles que se dan tanto de forma deliberada como accidental. La regulación del petróleo y del gas históricamente fue laxa, ante lo que ocurrió un crecimiento de las fugas. Es fácil dejar de fugar y ante ello se alineen objetivos económicos con los ambientales. Es una buena práctica que se debería implementar y da esperanza. 

DC: La concentración atmosférica de metano está aumentando más rápido ahora que en cualquier otro momento desde la década de 1980. ¿Cuáles son las principales fuentes de emisión de metano que explican este crecimiento?

MM: El boom de la extracción de gas natural sin considerar las fugas es una parte importante de esas emisiones recientes que se han notado. Además lo explica la intensificación de la actividad ganadera y el aumento del crecimiento económico, que ha llevado un mayor derroche de residuos orgánicos. A medida que se tiene más ingresos se consume más carne y también derrochamos más comida. La temperatura más alta también intensifica las emisiones de metano, algo que se da de manera natural. 

DC: La Agencia Internacional de Energía considera que se pueden reducir 75% las emisiones de metano de los combustibles fósiles para el 2030 con las tecnologías actuales. ¿Qué debería ocurrir para que se pueda cumplir con ese objetivo? 

MM: Se tienen que regular las emisiones. La aplicación del Acuerdo de París es un cambio pero los compromisos no son vinculantes. Existen diferentes acciones que se pueden implementar hoy para los combustibles fósiles, como prohibir prácticas de ventilación programada o accidental. Se está trabajando para lograr que eso se cumpla. 

DC: ¿Cuán factible es reducir las emisiones de metano de la ganadería y la agricultura con la tecnología disponible actualmente?

MM: Estamos ante una transición demográfica, con una población menor de 30 años con mayor conciencia del vínculo entre la alimentación y las emisiones. Además, cada año hay mayor predisposición de toda la población a reducir el consumo de lácteos y carne por razones ambientales. Pero con eso no alcanza. Hay que mejorar las operaciones de la agricultura y la ganadería y para eso estamos trabajando con centros de investigación.

Hay una brecha inmensa entre las soluciones para reducir emisiones de metano en combustibles fósiles y las disponibles en agricultura y ganadería. Vamos a enfocar muchos de nuestros fondos en encontrar soluciones para este sector. Queremos sentar las bases de nuevas medidas. El sector agrícola está 15 o 20 años atrasado en mitigación en comparación con el sector energético. 

DC: Hiciste referencia a que las medidas de reducción de emisiones, incluyendo las del metano, todavía no son vinculantes. Ante ello, ¿qué nivel de compromiso ves de los gobiernos y las empresas?

MM: Son muy pocos los países que tienen metas vinculantes de descarbonización. Chile recientemente adoptó una ley de cambio climático y cada ministerio tiene que rendir cuentas de cómo está avanzando en sus metas. Eso también lo están haciendo otros países. Tenemos que pasar de la promesa a la acción. En el caso del metano, se podría incluso pensar en un anexo al Acuerdo de París, como fue el Protocolo de Montreal para eliminar sustancias que afectan la capa de ozono. También se podrían incluir compromisos más específicos para el metano en la actualización de la NDC. 

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DC: En ese marco aparece el Global Methane Hub. ¿Cuál es su funcionamiento y el eje de su trabajo para los próximos años?

MM: Tenemos el objetivo de estar en el Sur Global. Los países en desarrollo tienen un peso cada vez más importante en las emisiones de metano. Los residuos, la agricultura, el tratamiento de aguas residuales, todo esto hoy genera más emisiones que antes en estos países. Vamos a financiar acciones que permitan reducir emisiones de metano rápidamente. Pero entendiendo que hoy no tenemos tantas medidas para el sector agrícola, con el que vamos a trabajar para encontrarlas con investigación. 

DC: Quedan países grandes que todavía no han firmado el compromiso por la reducción del metano como China, India y Rusia, significativos por las emisiones en combustibles fósiles. ¿Tienes expectativa de que se sumen?

MM: A nosotros no nos interesa que firmen un compromiso específico sino que estén dispuestos a trabajar con nosotros para reducir emisiones de metano. Al ser un gas de efecto invernadero local trae una reducción de temperatura local. Si queremos evitar que los puntos de quiebre del calentamiento global ocurran en un país específico, bajar metano es una buena herramienta.

DC: En América Latina hoy confluyen una expansión del gas natural y de la actividad ganadera, con planes de gobiernos nacionales en esa dirección. ¿Qué se hace ante ello para reducir las emisiones de metano?

MM: La expansión de los fósiles es incompatible con metas climáticas. La guerra en Ucrania nos recuerda que estamos hoy con conflictos globales asociados a los fósiles. La paz social requiere que haya descarbonización. Sobre la producción animal, hay límites planetarios a considerar. La pérdida de biodiversidad nos ha expuesto a enfermedades zoonóticas como la de la pandemia. Si no escuchamos esas señales vamos a ser más vulnerables. Hay que encontrar una producción de alimentos compatible con la salud humana y la salud del planeta.