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Vicepresidenta del Consejo Global de Energía Eólica: “Brasil está acelerando el desarrollo de la energía offshore”

La reglamentación es incipiente pero Brasil está haciendo grandes progresos en materia de energía eólica marina, mientras que China es un actor esencial para impulsar la industria, dijo a Diálogo Chino Elbia Gannoum, de GWEC
<p>A pesar de no contar aún con instalaciones eólicas marinas, América Latina tiene un gran potencial para esta fuente de energía. Brasil ha dado recientemente importantes pasos para regular la eólica offshore (Imagen: Zoonar GmbH / Alamy)</p>

A pesar de no contar aún con instalaciones eólicas marinas, América Latina tiene un gran potencial para esta fuente de energía. Brasil ha dado recientemente importantes pasos para regular la eólica offshore (Imagen: Zoonar GmbH / Alamy)

En un año récord para la energía eólica marina, en 2021 se puso en marcha un total de 21,1 gigavatios (GW) de nueva capacidad, según el último informe anual del Consejo Global de Energía Eólica (GWEC, por su sigla en inglés).

Alrededor del 80% de esta capacidad adicional provino sólo de China, país que está emergiendo como líder mundial en el sector. Aunque América Latina no tiene actualmente ese nivel de capacidad instalada, la región tiene un gran potencial en alta mar, y está empezando a abrirse un mercado, impulsado principalmente por Brasil. El país cuenta con una industria eólica terrestre establecida y ahora está tomando medidas para regular el crecimiento de las instalaciones marinas.

Elbia Gannoum es presidenta de Abeeólica, la asociación brasileña de energía eólica, y recientemente ha sido nombrada vicepresidenta de GWEC, siendo el interés del sector por el potencial de América Latina un factor importante en su nombramiento, según la propia especialista.

Diálogo Chino habló con Gannoum luego de la reciente Conferencia de la ONU sobre los océanos, donde se presentó la edición de 2022 del “Informe mundial sobre la energía eólica marina” de GWEC, y escuchó los desafíos y la trayectoria que tiene por delante el sector, especialmente en Brasil y en toda América Latina. 

A medida que la energía eólica sigue creciendo rápidamente tanto en las costas como fuera de ellas, contribuyendo a la transición energética mundial, el último reto de la industria -al que Gannoum dice enfrentarse- es asegurar que esta expansión se produzca de forma sostenible, no sólo para el clima, sino para las regiones donde se instalan los parques eólicos. La entrevista ha sido editada para que sea más clara y breve.

Diálogo Chino: Si se observan los datos recientes de GWEC, Brasil ocupa ahora el sexto lugar a nivel mundial en términos de capacidad eólica global instalada, habiendo sido el número 15 en 2012. ¿Espera que continúe este ritmo de crecimiento? 

Elbia Gannoum: Estos datos del GWEC también muestran que Brasil fue el tercer país que más invirtió en energía eólica, por detrás de China y Estados Unidos. Y Brasil va a seguir con este nivel de inversión porque tenemos una cantidad muy grande de recursos renovables, del propio viento.

elbia gannoum
“La participación de China en el mercado energético brasileño ya es muy grande y estamos viendo un gran interés del capital chino en las renovables”, dijo Elbia Gannoum (Imagen: Abeeólica)

Es un país que está creciendo en términos de energía porque es un país en desarrollo, aunque la economía está razonablemente lenta ahora. Pero la energía, en general, sigue creciendo entre 5 GW y 6 GW al año, y la eólica 2 GW al año. También tenemos inversiones en la fabricación de equipos, ya que los grandes actores mundiales los fabrican en Brasil.

DC: ¿Así que Brasil no necesita importar equipos, por ejemplo, de China?

EG: No hay necesidad, y esta es la gran distinción de Brasil. La energía eólica es el resultado de la política industrial más exitosa del país, si se compara con la industria en su conjunto, no sólo con la energía. Esto se debe a que, de 2013 a 2016, el BNDES [Banco Nacional de Desarrollo Económico y Social], nuestro banco de desarrollo y financiador del sector, impuso condiciones de alto grado de nacionalización. Hoy el 80% de las turbinas se fabrican en Brasil.

En enero, el gobierno brasileño aprobó un decreto para regular la exploración de la energía eólica marina. ¿Qué avances hubo en términos de contratos y subastas desde la aprobación del decreto?

Estamos en una fase muy incipiente, pero eso no significa que nos quedemos atrás. Se publicó el decreto y ahora estamos discutiendo la ordenanza que regula las normas de uso del mar. Esto es muy importante para los inversores. A partir de estas normas, se iniciarán los estudios, para que luego tengamos subastas. Y a partir de las subastas, tendremos los contratos offshore. Esto debería ocurrir en un plazo de dos años; es una expectativa muy razonable. Si se observan las experiencias de otros países, Brasil está acelerando el desarrollo de la energía en alta mar.

¿A qué ritmo avanzan otros países latinoamericanos? El gobierno colombiano también tiene iniciativas avanzadas para promover la energía eólica marina.

La velocidad en el continente es más o menos la misma. Incluso tuvimos una charla [representantes de la industria] esta semana sobre el mercado colombiano. Ellos también están desarrollando reglas y preparando sus primeras subastas. Así que es probable que avancemos a la misma velocidad en cuanto a [preparar] el aparato regulador y las condiciones de las licitaciones. Sin embargo, la demanda de Brasil es mucho mayor porque es un mercado enorme.

No se puede imaginar una expansión mundial de las infraestructuras de energías renovables sin China

Y en cuanto a la infraestructura eólica, Colombia seguramente no tiene un acceso a los materiales necesarios similar al de Brasil. ¿Existe una política de nacionalización en otros países?

No, pero no tendría sentido tener una política así en Colombia porque el mercado es muy pequeño. No tienen esa ambición porque no tienen escala. Brasil es una especie de “centro” para América Latina, por el tamaño de su mercado. 

China ya era importante en materia de energía eólica antes de convertirse, según el último informe de GWEC, en el primer mercado offshore del mundo. ¿Hay indicios de que China esté interesada en impulsar otros mercados emergentes, por ejemplo en América Latina?

China es el mayor actor mundial que destaca por el tamaño de su mercado interno y el volumen de sus recursos naturales. En la carrera hacia la transición energética, también es un actor importante que aporta su capital a los países en desarrollo, como África y América Latina. Así que no se puede imaginar una expansión mundial de las infraestructuras de energías renovables sin China en la oferta, en la demanda de bienes y en los recursos financieros. El capital chino es de la máxima relevancia.

¿Cuál es la situación de la inversión china en América Latina con respecto a la energía eólica? 

Además de ser fabricante de turbinas, China es propietaria de un gran número de empresas en Brasil, ya sea con una participación o una participación mayoritaria. Más recientemente, China está trayendo a Brasil empresas de turbinas eólicas. Por lo tanto, su participación en el mercado energético ya es muy grande, y vemos un gran interés del capital chino en las energías renovables.

Los debates sobre las energías renovables suelen centrarse en la necesidad urgente de contener las emisiones de gases de efecto invernadero. Al mismo tiempo, al tratarse de grandes obras de infraestructura, existen impactos socioambientales relacionados con las instalaciones de energía eólica, y ya hay informes sobre conflictos al respecto. ¿Las organizaciones son conscientes de esto y es algo que se está controlando? 

Actualmente es el primer punto de mi agenda, y estoy trabajando mucho en ello. Dado que el sector está creciendo muy rápidamente, podemos ver las externalidades, tanto las positivas en la generación de empleo y desarrollo económico, como los impactos negativos. No son impactos de emisiones, por supuesto, porque la generación de energía eólica es de cero carbono. Pero sí que hemos visto los impactos de la cadena de producción, porque su huella de carbono está principalmente en las fábricas. Ya hay objetivos para reducir a cero esta huella a partir de 2030. También tenemos un grupo de trabajo en Abeeólica que está trabajando para mitigar los posibles problemas que la energía eólica puede traer al medio ambiente y a la sociedad.

La energía eólica es el resultado de la política industrial más exitosa de Brasil

¿Puede explicar su trabajo relacionado a los impactos socio-ambientales , y cómo está trabajando para mitigar los posibles impactos de los parques eólicos?

Hay algunos impactos históricos de la industria eólica, y muchos de ellos se han superado. Por ejemplo, la muerte de pájaros, un problema visto en Estados Unidos y Europa. Este es un problema potencial, pero en Brasil efectivamente no ocurre porque nuestra industria comenzó más tarde y ya pudo aplicar este aprendizaje [de otros países]. Más recientemente las discusiones han girado en torno a la distancia de los hogares a los parques, para no tener problemas de ruido y sombra. Estamos discutiendo estas normas. 

La cuestión de la proximidad a hogares es más propia del contexto urbano, pero en Brasil se han visto dificultades históricas en la instalación de otros proyectos de infraestructuras energéticas. Por ejemplo, las represas hidroeléctricas han obligado a desplazar a muchas poblaciones indígenas. En la actualidad, hay quejas por conflictos, y falta de diálogo y transparencia en relación con los parques eólicos. ¿Está esto también en su agenda y en la de Abeeólica? 

Sí lo es, pero creo que es un falso problema comparar la eólica con las grandes hidroeléctricas. La energía eólica es muy “modular”, por lo que no causa grandes impactos, como el desplazamiento de una población. No tiene mucho sentido desplazar a las comunidades tradicionales para construir parques eólicos. Las centrales hidroeléctricas sí, porque el recurso está exactamente en ese punto y no en otro. El viento no, ya que está en la región. Brasil tiene un potencial de 800 GW de energía eólica en tierra, y otro de 1 teravatio en el mar. Así que no tiene ningún sentido. 

¿Sabías que…?


Brasil fue el tercer país que más invirtió en energía eólica en el mundo en 2021, por detrás de China y Estados Unidos.

Cuando dice que estas quejas no “tienen sentido”, ¿quiere decir que las empresas eólicas deben abordar los proyectos con sensibilidad en el futuro, o que estos conflictos no se han producido, según su conocimiento?

Si esto ocurre, es muy raro. La empresa [Abeeólica] ha intentado no encontrarse con estas situaciones. Si tienes una comunidad tradicional en un lugar determinado, vas y haces el parque en otro sitio. Las empresas tienen esta sensibilidad, pueden tomar esta decisión.

¿Deben los desarrollos eólicos, por ejemplo, ser vigilados de cerca por la industria, para que la cultura de otros grandes proyectos, como la energía hidroeléctrica, no se introduzca en la industria de las renovables? 

Esa cultura no existe. Creo que es un falso problema hacer este tipo de comparación. La cultura de los grandes proyectos no existe en la energía eólica. 

En la Conferencia de las Naciones Unidas sobre los Océanos quedó claro que el crecimiento de la energía en alta mar debe hacerse de forma sostenible. ¿Cómo se están teniendo en cuenta los debates sobre la normativa brasileña?

El IBAMA, la agencia medioambiental brasileña, ya tiene sus normas definidas a partir de un mandato para 2020. Por lo tanto, no era necesario elaborar una nueva legislación medioambiental, sino tomar las disposiciones de la legislación medioambiental y, a partir de ahí, establecer las directrices para la concesión de licencias para proyectos en alta mar. Este término de referencia se construyó a partir de la experiencia de las mejores prácticas internacionales, principalmente de Europa. Todavía no hay licencias [para proyectos offshore], pero hay una serie de solicitudes en el IBAMA, por lo que es difícil hacer una evaluación práctica. Pero en teoría tenemos suficientes dispositivos.

En cuanto a las aplicaciones, el gigante del petróleo y el gas Shell habría mostrado su interés por la energía eólica y el hidrógeno verde en Brasil. Con grandes actores como estos, ¿es un reto hacer una transición, como se ha mencionado antes, no sólo en relación con las emisiones de carbono, sino hacia una industria que sea sostenible en otros aspectos?

Francamente, no creo que sea un reto. No es sólo el caso de Shell, sino también el de Total Energies, British Petroleum y otras grandes compañías de petróleo y gas que están convencidas de hacer su transición energética. Son empresas que tienen el capital y las mejores tecnologías para realizar estas inversiones.