Naturaleza

A pesar de los riesgos, la inversión china fluye hacia Antigua y Barbuda

El gobierno caribeño apuesta por el capital privado y el turismo para la reconstrucción post-Irma
<p>Huracán Irma arrasó la isla de Barbuda en septiembre de 2017 (imagen: <a href="https://commons.wikimedia.org/wiki/File:Hurricane_Irma_Barbuda_20171006_Bennylin_19.jpg">Bennylin</a>)</p>

Huracán Irma arrasó la isla de Barbuda en septiembre de 2017 (imagen: Bennylin)

La casi absoluta destrucción de Barbuda a causa del huracán Irma – una de las dos islas caribeñas comprendidas por el estado de Antigua y Barbuda – no ha disuadido a los inversores chinos de seguir adelante con proyectos de construcción en la isla de Antigua, que según los residentes ya han debilitado su resistencia ante los desastres naturales.

En gran medida, Antigua resultó practicante indemne a la tormenta atlántica más poderosa en más de una década, que ha arrasado las islas del Caribe a 300 kilómetros por hora durante el mes de septiembre del año pasado, dejando un saldo de 134 muertos. No obstante, casi el 95% de las viviendas en Barbuda fueron destruidas.

A pesar de la importancia de los ecosistemas de manglares para proteger las islas de los desastres naturales, al Grupo Internacional Yida se le ha permitido avanzar con una controvertida zona económica especial situada en la península Crabb’s y la Isla Guiana, que forma parte del Área de Manejo Marino Nordeste (NEMMA).

Este tramo de costa, teóricamente protegido, alberga ecosistemas de manglares frágiles. Bajo la Ley de Pesca de Antigua del 2006, la División de Pesca sólo puede otorgar un permiso para “podar” un manglar siempre y cuando esto sea beneficioso para el medio ambiente.

Manglares arrancados alrededor del sitio del desarrollo de Yida (imagen: Skene Howie)

Sin embargo, las imágenes del suelo muestran claramente que el complejo de Yida, que incluye la creación de nuevas playas, traje como consecuencia la eliminación de los manglares. El primer ministro Gaston Browne dijo que el gobierno anulará las leyes ambientales para agilizar el desarrollo, con la construcción inicial de dos hoteles, según informó el diario The Antigua Observer (inglés).

“Esta es un área ambientalmente sensible, protegida por diversas legislaciones y caracterizada por grandes áreas de arrecifes de coral, lechos de hierbas marinas, bancos de arena, islotes vírgenes y un hábitat marino extremadamente productivo”, dijo Foster Derrick, un activista ambiental que creó una campaña para proteger la isla de Guiana a través de Facebook.

Derrick agregó que, para los gobiernos de estos pequeños estados insulares, es extremadamente difícil escoger los empleos mínimos creados con el fin de mantener entornos naturalmente productivos en vez de los diversos trabajos de construcción y gestión en las operaciones relacionadas con el turismo.

El Departamento de Medio Ambiente de Antigua y Barbuda aseguró que se necesitaban estudios integrales de ingeniería y sobre el impacto costero ambiental. Sin embargo, se abstuvieron de exigirle a Yida que realice una nueva evaluación de impacto ambiental (EIA) para reemplazar la ya existente, que contiene los principales problemas.

“La creación de playas no es sostenible, ni práctica y resultará siendo muy costosa”, dijo en su revisión del EIA.

Manglares vitales

Los manglares son fundamentales para proteger los viveros de peces de arrecifes de coral y brindar un hogar para las aves migratorias, de acuerdo con Fiona Wilmot, bióloga y experta del Caribe en el Proyecto de Acción Mangrove. Antes de Irma, ocupaban alrededor de 2,161 acres de tierra, o el 3%, en  Antigua y 14,468 acres de Barbuda, equivalente al 35%, de acuerdo con los datos disponibles más recientes (2010).

Alguna vez fueron parte de una próspera ecología intermareal.

Los manglares se defienden de las inundaciones durante los cambios de las mareas al hundir las raíces en las costas arenosas. También establecen una barrera natural que bloquea los fuertes vientos durante la temporada de huracanes. La eliminación de manglares amenaza la seguridad humana porque la tierra se torna más vulnerable a la erosión, dejando a las poblaciones cercanas menos protegidas ante las tormentas.

(imagen: Skene Howie)

Según un informe de la Universidad de Cambridge y el grupo conservacionista estadounidense The Nature Conservancy, los manglares pueden reducir la altura de las olas de los tsunamis entre un 5% y un 30% y desempeñar un rol importante en la mitigación del cambio climático al capturar dióxido de carbono y defenderse del aumento del nivel del mar.

Wilmot recomienda que los manglares en Antigua y Barbuda, que pudieron haber sido desarraigados por Irma, sean restaurados a mano y que el gobierno destine fondos de ayuda para las catástrofes a la preservación de especies naturales.

Reconstrucción

A raíz de la devastación de Irma, el gobierno chino proporcionó a Antigua y Barbuda un paquete de ayuda de US$16 millones. El fondo de asistencia se realizó bajo la firma de un acuerdo de cooperación económica y tecnológica entre ambos países. Sin embargo, no está claro hacia donde se destinarán la mayoría de estos fondos. Sólo aproximadamente US$1.2 millones se destinarán a la ayuda en desastres y a la construcción de nuevos centros comunitarios.

Arica Hill, del Departamento de Medio Ambiente de Antigua y Barbuda, informó a Diálogo Chino a través de un correo electrónico: “Hay varias áreas que se priorizan en respuesta al imperativo de mayores desastres naturales”.

Estos incluyen una mejor evaluación de los impactos en los puntos críticos de conservación como el parque nacional Laguna Codrington de Barbuda, que fue arrasada en tres áreas por Irma, y la construcción de mecanismos de resistencia contra los impactos de las tormentas tropicales y a la sequía, agregó Hill.

Sin embargo, con casi todas las casas y edificios públicos en Barbuda destruidos por Irma, existe el temor de que el gobierno utilice la necesidad de reconstruir como una excusa para vender tierras a inversores extranjeros que quieran construir complejos turísticos y anular las leyes ambientales, como ha sucedido en Antigua.

“El proyecto Yida aumenta el precedente ya negativo de ignorar las advertencias del Departamento de Medio Ambiente y al parecer esto es algo que está siendo utilizado en la reconstrucción de Barbuda”, dijo Derrick.

Tampoco se ha aclarado en qué medida los esfuerzos para reconstruir Barbuda incluirán la plantación o la replantación de bosques de manglares que puedan protegerla de los fenómenos meteorológicos extremos e inundaciones costeras.

Entre otros, China, Canadá, Japón, Venezuela, India y la UE han contribuido con fondos para reconstruir Barbuda, dijo el primer ministro Browne en enero al anunciar el presupuesto del Tesoro para 2018.

El gobierno chino desembolsó una donación adicional de US$2 millones a través de la Iniciativa de Evaluación de la Necesidades Post Desastre del PNUD-China destinada a la sustitución de los techos de aquellos edificios afectados por los huracanes en Barbuda.

Wang Xianmin, embajador de China en Antigua y Barbuda, dijo acerca del programa de techado: “El gobierno de China está encantado de apoyar la reconstrucción de este paraíso”.

Pero con Browne estimando el costo de la reconstrucción de Barbuda en unos US$600 millones, equivalente al 95% de los ingresos fiscales recaudados por el gobierno durante el año pasado, en sí mismas las donaciones destinadas a la asistencia dejarán probablemente un déficit significativo.

Browne dijo que la resiliencia climática se convertiría en una consideración principal en los nuevos proyectos de construcción:

“Estamos en camino de reconstruir Barbuda de una forma que logrará que cada uno de sus residentes se sienta más seguro, con una mayor resistencia y más preparado, para superar cualquier desafío futuro que pueda generarse por el cambio climático”.

Sin embargo, desde la tormenta y pese a sus esfuerzos, el gobierno de Browne ha sido criticado por su respuesta inadecuada a la crisis.

Un informe reciente de Ground Truth Solutions, una organización que trabaja en el sector humanitario, reveló que el 29% de los residentes de Barbuda, el mayor porcentaje de los encuestados, considera que sus necesidades “no se cumplen en lo absoluto”. Del mismo modo, más de un tercio de los encuestados, también la fracción más grande, dijo que la ayuda no tenía como destino a los que más la necesitaban.

Impulso turístico

El gobierno de Antigua y Barbuda está promocionando ambas islas como sitios prometedores para la inversión extranjera en el sector turístico, considerándolo como la mejor apuesta de las islas para el desarrollo económico.

Browne la catalogó como la primera entre las prioridades presupuestarias de su gobierno “Construir una industria turística fuerte para anclar nuestra economía”. Él sostuvo que la isla se beneficiaría de una “inversión significativa” en el turismo.

El primer ministro también invitó a la Compañía de Ingeniería Civil y Construcción de China (CCECC) a participar en el desarrollo de la infraestructura turística en Barbuda durante una reunión reciente con diplomáticos chinos, según reportaron informes de noticias locales.

El gobierno de Antigua y Barbuda ya otorgó un contrato de US$90 millones a CCECC para la construcción de un puerto de carga y un puerto de cruceros en la capital, St. John’s. El Banco de Importación y Exportación de China (China EXIM Bank), de origen estatal, está financiando el desarrollo.

Derrick advirtió que el gobierno está “mordiendo más de lo que puede masticar” en el marco de las promesas de grandes contratos relacionados con el turismo:

“Los proyectos que son tan grandes como el proyecto Yida y el proyecto Dato Tan con tantos años previos en la misma área, son demasiado grandes para que países como Antigua y Barbuda gestionen de manera adecuada y efectiva todas las áreas, desde la construcción hasta el monitoreo constante y la mitigación de actividades cotidianas”, afirmó.

las obras iniciales del proyecto Yida en la peninsula Crabb’s (lado derecho). La isla Guiana (arriba) también formará parte de la zona económica especial (imagen: Skene Howie)

Hill dijo que la Ley de Planificación Física de 2003de Antigua y Barbuda permite a cualquier parte interesada apelar las decisiones tomadas sobre los proyectos de desarrollo.

Un empleado de Yida contactado por Diálogo Chino, quién solicitó no ser identificado, describiéndose sólo como un “trabajador”, se negó a formular un comentario, pero restó importancia al impacto ambiental del proyecto, sugiriendo que cumplía con las regulaciones gubernamentales.

Nuevas reglas chinas

Con un apoyo internacional limitado para el esfuerzo de reconstrucción, el gobierno de Antigua y Barbuda ha recibido con beneplácito las inversiones chinas en el sector del turismo y sobre la economía en general.

Si bien el gobierno, en última instancia es el responsable de garantizar el respeto de las leyes ambientales de las islas, China también está tomando medidas para abordar las críticas que advierten que sus compañías están invirtiendo de manera irresponsable.

En agosto, el Consejo de Estado -la principal autoridad administrativa de China- estableció nuevas directrices sobre inversión responsable en el extranjero, identificando hoteles y bienes raíces como un área en la cual la actividad debería ser “restringida”.

En un anuncio por separado, la principal agencia de planificación económica de China, la Comisión Nacional de Desarrollo y Reforma, desalentó enérgicamente las inversiones a las que consideró “irracionales”.

Al publicar las nuevas directrices, el Consejo de Estado también promovió proyectos en el marco de la iniciativa Un Franja Una Ruta (BRI, por sus siglas en inglés), un proyecto en el que los estados de América Latina y el Caribe fueron invitados a participar en la reciente reunión ministerial CELAC-Chinaen Santiago de Chile.

Sin embargo, en el Caribe, las disputas entre inversores y contratistas han descarrilado proyectos emblemáticos como el gigantesco complejo turístico Baha Mar de Bahamas, con un valor de US$3,500 millones. Un puerto de aguas profundas en la Isla Goat de Jamaica respaldado por el China Harbour Engineering Group fue archivado en base a los temores sobre sus impactos en la vida marina.

Esto ha añadido aún más preocupaciones regionales sobre los impactos ambientales de las inversiones chinas y el efecto de los desarrollos costeros sobre la resiliencia climática.