Comercio & Inversión

Lo que las elecciones de Brasil pueden significar para las relaciones con China

Según analistas, es probable que los vínculos con la agroindustria sigan avanzando, pero la diplomacia puede tomar caminos diferentes según el ganador de las elecciones presidenciales de octubre
<p>El presidente Xi Jinping en un evento bilateral entre Brasil y China celebrado durante la Cumbre de los BRICS en Brasilia el 13 de noviembre de 2019. Independientemente de quién gane las elecciones presidenciales en Brasil, los negocios bilaterales deberían seguir expandiéndose (Imagen: Ueslei Marcelino / Alamy)</p>

El presidente Xi Jinping en un evento bilateral entre Brasil y China celebrado durante la Cumbre de los BRICS en Brasilia el 13 de noviembre de 2019. Independientemente de quién gane las elecciones presidenciales en Brasil, los negocios bilaterales deberían seguir expandiéndose (Imagen: Ueslei Marcelino / Alamy)

Desde 2009, China es el principal socio comercial de Brasil. Desde entonces, año tras año, se han registrado cifras récord, especialmente en el sector agroalimentario, un fortalecimiento de la relación que, según los analistas, continuará en los próximos años, sea cual sea el resultado de las elecciones presidenciales de octubre en el país sudamericano. 

“Nuestra agenda de exportaciones [principalmente de materias primas] está centrada en productos muy básicos”, dice Larissa Wachholz, socia de la consultora política Vallya y asesora especial en asuntos de China del Ministerio de Agricultura de Brasil de 2019 a 2021. “Esto significa, en última instancia, que el escenario electoral es menos importante para estos sectores, que son bastante resistentes”. “

Esto no significa, sin embargo, que las relaciones vayan a permanecer inalteradas. Expertos consultados por Diálogo Chino ven una eventual victoria del ex presidente Luiz Inácio Lula da Silva, que actualmente lidera las encuestas, como una vía para reforzar los lazos entre ambos países. Si el actual mandatario Jair Bolsonaro es reelegido, todo indica que el gobierno seguirá distanciándose de China, al menos retóricamente.

Los negocios entre Brasil y China han seguido en auge en los últimos años, incluso durante la pandemia. El valor total del comercio entre los dos países alcanzó los 135.000 millones de dólares en 2021, una cifra récord, según datos de comercio exterior.

“Tenemos un enorme potencial, pero para ganarnos la confianza de los chinos hay que hacerlo de gobierno a gobierno. Así como el sector privado tiene un papel clave en la comunicación con el consumidor, el gobierno tiene un papel clave en la negociación”, añade Wachholz. 

Lula más cerca de China

En base a su anterior etapa de gobierno, Lula se ha mostrado más proclive al diálogo con Beijing. Fue durante su gobierno, en 2009, cuando China se convirtió en el principal socio comercial de Brasil, beneficiándose del contexto internacional del boom de las materias primas. 

Años antes, en 2004, Lula realizó su primera visita al país asiático con un séquito de personalidades del mundo empresarial, un gesto considerado como un motor del comercio. Ese mismo año, durante la visita del ex presidente chino Hu Jintao a Brasilia, Brasil reconoció a China como economía de mercado, lo que se consideró un voto de confianza en el país.

el presidente Dmitri Medvedev (Rusia), Lula (Brasil), Hu Jintao (China) y el primer ministro de la India, Manmohan Singh, tomados de las manos
De izquierda a derecha, el presidente Dmitri Medvedev (Rusia), Lula (Brasil), Hu Jintao (China) y el primer ministro de la India, Manmohan Singh, en una foto oficial de la II Cumbre de Jefes de Estado y de Gobierno del BRIC, en 2010. La política exterior del gobierno de Lula ha favorecido la cooperación Sur-Sur (Imagen: José Cruz/ABr, CC BY 3.0 BR, vía Wikimedia Commons)

“China, en general, dialoga mejor con gobiernos de tendencia política similar a la que tiene en casa”, dice Marcos Caramuru, que fue embajador de Brasil en Beijing entre 2016 y 2018 y su cónsul general en Shanghái entre 2008 y 2011.

Diálogo Chino se puso en contacto con los equipos de campaña de los dos candidatos para obtener información sobre sus planes para las relaciones con China si son elegidos. No se recibió respuesta del equipo del presidente Jair Bolsonaro. En cuanto a Lula, Celso Amorim, ex ministro de Relaciones Exteriores durante su gobierno y hoy su principal asesor en asuntos internacionales, dijo a Diálogo Chino que si el ex presidente es elegido, China tendrá un lugar importante en su política internacional. “Retomaremos las relaciones desde donde las dejamos en los gobiernos de Lula y Dilma, con muy buena asociación y muy buena coordinación”, dijo. 

Retomaremos las relaciones con China desde donde las dejamos en los gobiernos de Lula y Dilma, con muy buena asociación y muy buena coordinación

Sin embargo, la profesora Kelly Ferreira, directora de relaciones internacionales de la Pontificia Universidad Católica de Campinas, Sāo Paulo, advierte que Lula tendría que reconstruir los lazos quemados debido a la relación cargada de fricciones del gobierno de Bolsonaro. “Si miramos la política exterior brasileña, siempre ha tenido pilares, incluso durante el régimen militar [1964-1985]. Brasil siempre ha buscado seguir las normas internacionales, de juridicidad, de pacifismo. No hacemos amenazas, tratamos de mediar, pero hubo una ruptura en este sentido durante el gobierno de Bolsonaro”.

Se espera que Bolsonaro se mantenga al margen

Preguntados por la posibilidad de reelección de Bolsonaro, los expertos auguran, en general, una continuidad en lo empresarial, pero con una relación diplomática más fría, o un completo distanciamiento institucional. Desde la campaña electoral de 2018, el actual presidente ha adoptado un discurso agresivo con respecto a China, con declaraciones, por ejemplo, de que el país asiático y sus empresas estarían “comprando Brasil“.

Jair Bolsonaro y Xi Jinping frente a banderas de China y Brasil
Las relaciones diplomáticas entre Brasil y China durante el gobierno de Bolsonaro han estado marcadas por momentos de tensión y distanciamiento institucional (Imagen: Isac Nóbrega / Palácio do Planalto / CC BY 2.0)

Esta retórica ha continuado durante su gobierno. Uno de los momentos más tensos se produjo cuando el diputado Eduardo Bolsonaro (PL-SP), hijo del presidente, culpó a China de la pandemia del Covid-19 en un tuit de marzo de 2020, al que la embajada china en Brasil lanzó una respuesta oficial. Otros conflictos fueron impulsados por el ex ministro de Relaciones Exteriores Ernesto Araújo y el ex ministro de Educación Abraham Weintraub.

Es difícil interpretar el gobierno de Bolsonaro. A muchos les cuesta entender esta dicotomía

Según Caramuru, la llegada del gobierno de Bolsonaro causó sorpresa entre las figuras chinas, con sus mensajes ambiguos. Mientras que, por un lado, la retórica fue agresiva, por otro hubo avances, dice el diplomático, señalando la postura cooperativa del vicepresidente Hamilton Mourão al frente de la Comisión de Alto Nivel de Coordinación y Cooperación Sino-Brasileña (COSBAN), y el funcionamiento continuo de la diplomacia brasileña.

“Es difícil interpretar el gobierno de Bolsonaro. A muchos les cuesta entender esta dicotomía. Se hace mucho más fácil si se tiene una administración [en Brasil] ideológicamente más cercana [a China]. Los empresarios estarían más animados”, dijo Caramuru. 

Más allá de la agroindustria

Al abogar por un diálogo más estrecho entre Brasil y China con vistas a ampliar los negocios, Wachholz dijo que la actual turbulencia mundial podría ser un buen momento para que los países encuentren nuevas áreas de comercio. 

“China necesita asociaciones más diversas”, afirma la ex asesora del Ministerio de Agricultura. Para ella, en los últimos años se han desaprovechado las oportunidades de debatir y estrechar lazos con los chinos. “Se han perdido oportunidades en el ámbito de la salud [y] de las vacunas”, añade.

135 mil millones de dólares


Este fue el valor, sólo en 2021, de la suma de las importaciones y exportaciones entre Brasil y China. El país asiático es el principal socio comercial de Brasil desde 2009.

Amorim, asesor de Lula, señaló que un nuevo gobierno del ex presidente abrirá nuevos frentes de asociación e inversión con actores chinos. “Las inversiones en energía serán muy bienvenidas. China ha desarrollado muchos equipos para la energía solar”, dijo el ex canciller como ejemplo. “La cooperación de Brasil, del Mercosur o de América del Sur con China en el área del combate al calentamiento global es absolutamente fundamental”.

Sin embargo, el ex ministro reflexiona sobre su experiencia en la negociación con los chinos, añadiendo que a menudo es una tarea difícil: “Creo que negociar con China no es fácil, romper ese paradigma de que sólo somos exportadores de materias primas tampoco es una tarea fácil, incluso en cuestiones relativamente sencillas, como el aceite de soja. No estoy hablando de ciencia espacial, estoy hablando de aceite de soja. Es difícil porque los chinos, francamente hablando, tienden a ser un poco proteccionistas con sus industrias”, explica. 

Aun así, subraya que esto no significa que haya conflicto en la relación: “Es mejor tener un negociador duro y honesto que uno blando y deshonesto”.

El medioambiente en la agenda

Eduardo Viola, profesor de relaciones internacionales de la Fundación Getúlio Vargas e investigador de la Universidad de Sāo Paulo, recuerda que el anterior gobierno de Lula controló eficazmente la deforestación en la Amazonia, en medio del avance de la frontera agrícola, impulsada principalmente por la soja y la carne vacuna. Cree, por lo tanto, que esta visión más sensible de las cuestiones ambientales volvería bajo el gobierno de Lula. “Esto es casi seguro porque [el control de la deforestación] se hizo con éxito en el anterior gobierno de Lula”, afirma.

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Preguntado sobre si el aumento de la deforestación en Brasil para la producción agrícola y ganadera podría perjudicar las ventas a China, Viola afirma que, al menos por ahora, la nación asiática considera prioritaria la seguridad alimentaria. China, añade, “está lejos de estar en un escenario europeo”, donde la presión por el control medioambiental es mayor. “La tendencia es que China estará cada vez más a favor del control de la deforestación, pero el grado en que esto afectará a las exportaciones brasileñas es difícil de evaluar”.

El profesor añade, sin embargo, que un segmento de la agroindustria ya ha internacionalizado la necesidad de transición hacia una economía baja en carbono, aunque no esté bien representada en las bancadas ruralistas del Congreso: “Esta transformación de la agroindustria, en la que la incorporación de la protección del medio ambiente implica una mayor calidad en los alimentos producidos, interesa cada vez más a China. “

La primera vuelta de las elecciones presidenciales de Brasil está agendada para el 2 de octubre, con una segunda vuelta prevista el 30 de octubre, de ser necesario.