Clima

Chile enfrenta las consecuencias de una mega sequía

Tres cuartas partes de Chile sufre una sequía severa, con seis regiones bajo emergencia agrícola
<p>La laguna de Aculeo, en el centro del país, es uno de los ejemplos más críticos que combinan el manejo inadecuado de las aguas subterráneas con la sequía (imagen: Dirección General de Aguas).</p>

La laguna de Aculeo, en el centro del país, es uno de los ejemplos más críticos que combinan el manejo inadecuado de las aguas subterráneas con la sequía (imagen: Dirección General de Aguas).

Hace diez años que la zona central de Chile vive una mega sequía. El fenómeno, el más severo registrado en 60 años, ha obligado a decretar zona de emergencia agrícola – para activar planes y destinar recursos para agricultores y ganaderos– en seis regiones. Atacama y Coquimbo, en el norte; Valparaíso y Metropolitana, en el centro; y O’Higgins y Maule, en el sur.

76%


de Chile enfrenta una sequía severa

Según la ONG Fundación Chile, el 76% de la superficie del país sufre una sequía severa. En el caso de la Región Metropolitana -donde vive más del 40% de la población y el déficit de precipitaciones de este año supera el 70%- 17 de sus 52 comunas están en emergencia.

Solo en los últimos cinco años la disponibilidad de agua ha disminuido en 37%, según la Dirección General de Aguas (DGA) del Ministerio de Obras Públicas. Mientras, los embalses presentan un déficit del 23% y el pronóstico no mejora; el riego de temporada estival que viene tendrá un déficit de 26% a 90% según la zona.

Medidas de emergencia

Chile drought map
Seis de las 16 regiones de Chile fueron declaradas zonas de emergencia agrícola

Por ello el Gobierno ha impulsado una serie de medidas como repartir agua con camiones aljibes en zonas rurales, profundizar norias y construir pozos, y tecnificar el riesgo –que hoy solo alcanza el 40% de las hectáreas del país-. Para ello destinó US$63 millones. En paralelo, las empresas sanitarias comprometieron inversiones por más de US$5.000 millones, principalmente para reducir las pérdidas en el sistema de agua potable urbano que llegan a casi 35%.

A principios de septiembre, el Presidente Sebastián Piñera afirmó que el abastecimiento de agua potable en las ciudades está garantizado para esta temporada primavera-verano, pero que para que esto continúe en el tiempo habrá que hacer cambios importantes. El gobierno ha tomando contacto con países como Holanda, Israel y China, y con el Banco Mundial, en busca de tecnologías de aprovechamiento del agua.

De momento, la agricultura y la ganadería son las más afectadas por la sequía de Chile. Al menos 10 mil animales han muerto y según estimaciones del Ministerio de Agricultura otros 50 mil animales están en riesgo, así como unos 2.500 ganaderos.

“Estamos aplicando nuevas tecnologías para cuidar y combatir la especulación por el no uso de derecho de aguas (que están en manos de privados), y para mejorar los procesos de fiscalización de extracción ilegal”, dice Oscar Cristi, director de la DGA. Para esto, usan drones e imágenes satelitales para buscar irregularidades, y telemetría para medir los niveles de los acuíferos.

Según los expertos, los cambios que se produzcan por la sequía de Chile deberán perdurar en el tiempo. “La sequía que estamos viviendo obedece en dos tercios a la variabilidad natural del clima y en un tercio a la componente antropogénica”, dice Fabrice Lambert, investigador del Centro de Ciencia del Clima y la Resiliencia. Pero con el cambio climático el segundo factor será cada vez más importante, agrega.

“Para 2030, el clima de la zona central de Chile se alejará de su promedio histórico. Como esto no será un cambio abrupto, significa que ya estamos viviendo esas modificaciones paulatinas”, asegura el científico.

Estrategia de largo plazo

Otra medida que tomó el gobierno ha sido priorizar la construcción de 26 nuevos embalses por US$6.084 millones. El problema es que históricamente, en Chile, estas estructuras demoran en promedio 25 años en ser construidas. Ese plazo se podría acortar, pero claramente no alcanzarán a mitigar la emergencia actual.

Chile drought drives water competition
En Petorca, en la región de Valparaíso, la sequía ha generado disputas entre los agricultores y los residentes (foto: Dirección General de Aguas)

Las carreteras hídricas es otra idea que ha sido sugerida, pero esta vez de parte de privados. Serían caminos o cañerías, de entre mil y dos mil kilómetros, que por tierra o mar, respectivamente, llevarían agua desde las cuencas del sur a la regiones del norte.

Sus defensores aseguran que se podrían regar cerca de un millón de hectáreas. El costo proyectado va desde los 10 mil a los 30 mil millones de dólares. Sin bien en este caso son diez años, por lo menos, los que se necesitarían para su implementación, la discusión se centra en si las cuencas del sur tendrán suficiente agua extra. El gobierno dijo que lo está estudiando.

Mientras que las plantas desalinizadoras, que abastecen sobre todo a las faenas mineras del norte del país, siguen siendo demasiado costosas para otros usos.

En este contexto, la recarga de acuíferos parece ser una de las medidas más asequibles. Sin mayor infraestructura, este método permite reabastecer las aguas subterráneas con el caudal de los ríos que no se utiliza en el momento.

“La construcción de embalses o las carreteras hídricas requieren de mucha infraestructura, por lo que lo más rápido es la recarga de acuíferos, lo que solo necesitan 2 o 3 años para estar operando”, dice Edmundo Claro, director de investigación de Agua y Territorio de CSIRO Chile. “Aún así, no hay soluciones mágicas. Tiene que haber agua para la recarga”, agrega.

La historia de Fernando

La sequía de Chile ha afectado a agricultores como Fernando González
Fernando González, dueño de Agrícola el Huingán SA y VarGec Ltda (foto: Fernando González)

Hace 40 años, mi padre, que no era agricultor, comenzó a cultivar nogales. Lo que partió como un pequeño emprendimiento, en un momento creció lo suficiente como para tomarlo en serio. Hoy tenemos 42 hectáreas plantadas, pero tuvimos que dejar fuera el 15% de la producción de este año por la sequía.

Las nueces necesitan agua para crecer hasta diciembre, luego en enero y febrero la requieren para generar la pulpa, pero el agua se nos va a acabar a fin de año. Por eso podamos severamente parte de los árboles para concentrar el poco recurso que tendremos en el resto. No sabemos si esta apuesta resultará porque nunca habíamos vivido algo así. Habíamos tenido sequías antes, pero estas desaparecían. Nada como esto.

Hace tiempo que las predicciones decían que no iba a llover en el invierno, que recién terminó, ni tampoco en la primavera que está comenzando, pero como la esperanza es lo último que se pierde retrasamos hasta hace un mes la decisión de recortar el 20% del personal. La verdad es que ni, aunque llueva en los próximos meses el problema se va a arreglar. Nosotros tenemos más recursos porque en la planta procesadora podemos trabajar con los que sí tengan una mejor producción, pero los pequeños agricultores no pueden hacer más que esperar a que llueva. Además, tenemos una empresa constructora de infraestructura para riego con la que levantamos tranques para almacenar agua, por un par de días, cuando esta no se puede ocupar en el momento.

Desde enero pasado la demanda se ha doblado. Esto no va terminar este año, pero en el futuro habrá agua. No porque cambie el clima, sino por la infraestructura, si es que esta se construye. Para ello Chile requiere una inversión de 3 mil o 4 mil millones de dólares, lo que realmente no es tanto.