Energía

Latinoamérica se hará cargo de su transición hacia bajas emisiones de carbono

Pero no se lo logrará de la noche a la mañana, afirman los expertos

Las economías con bajas emisiones de carbono representarán la “nueva normalidad” después de las negociaciones climáticas lideradas por la ONU, que comenzarán en París el próximo mes. Los países ya están involucrando a grandes grupos de diversos sectores de la sociedad en el debate sobre la transición, según la diplomática a cargo de las conversaciones.

Laurence Tubiana, embajadora francesa en la COP21 informó este jueves en una conferencia de prensa en Londres que el proceso de formulación de los planes climáticos nacionales (o INDC, por su sigla en inglés) ha unido los gobiernos, las empresas y las ONG de una manera que nadie había anticipado.

“Este ejercicio en algunos casos logró una gran profundidad”, dijo Tubiana, quien formó parte de un panel de expertos convocado conjuntamente por Climate HomeE3G y PwC. Tubiana destacó al Perú por la conversación nacional integral que inició sobre el cambio climático, que según el ministro peruano de Medioambiente los “conmocionó” de una manera inesperada, pero bienvenida.

Y los actores del sector privado en países como Colombia y Brasil están desafiando la equivocada noción de que su participación en las negociaciones climáticas internacionales solo se limita a pedir dinero, dijo Mónica Araya, una exnegociadora de Costa Rica y directora de Nivela.org.

“Hasta las islas se están alejando de la narrativa de victimización; están hartas de ella”, dijo Araya y agregó que la historia tradicional de lo que los países en vías de desarrollo buscan a través de las negociaciones es quitar poder a la versión europea y estadounidense.

Pero mientras Perú, ColombiaBrasilMéxico y otros han sido alabados por sus planes de reducción de las emisiones de carbono, algunos países latinoamericanos fuertemente dependientes de los combustibles fósiles han aprovechado la oportunidad para destacar la responsabilidad histórica del mundo desarrollado en la generación del cambio climático. Su participación en las conversaciones es un desafío, admite Liz Gallagher, directora del Programa de Diplomacia Climática de E3G.

“Tienen intereses creados para continuar con la situación actual, ven que eso está cambiando y endurecen sus posiciones”, dijo Gallagher, refiriéndose a países como Ecuador, Bolivia, Argentina Venezuela. Pero a pesar de su retórica combativa, Gallagher mantiene el optimismo y cree que esos países pueden descarbonizarse: “No será una transición fácil, pero la demanda de combustibles fósiles eventualmente disminuirá. Gestionar colectivamente la transición para que nadie quede atrás es en realidad una manera mucho más justa de ocuparnos de ella”.

Nueva participación internacional

Además de discusiones nacionales más inclusivas sobre el cambio climático, la participación de China y EE. UU. ha significado un gran avance en las negociaciones internacionales sobre el cambio climático y ha creado el marco para un resultado exitoso en París, dijo el panel.

Pete Ogden, exdirector de políticas sobre cambio climático en la Casa Blanca, afirmó que los presidentes Xi Jinping y Barack Obama demostraron diplomacia y voluntad política innovadoras al comprometerse a reducir las emisiones en la cumbre del Foro de Cooperación Económica de Asia-Pacífico (APEC, por su sigla en inglés) en Pekín el año pasado.

Refiriéndose no solo al acuerdo conjunto de China con EE. UU., sino también al firmado con Brasil en marzo, Tubiana sostuvo que: “China es ahora menos defensiva y más amable, está intentando asumir un papel de liderazgo”. El papel de Brasil en la diplomacia climática internacional como país “emergente” se percibe como cada vez más importante. Brasil también realizó una declaración conjunta con EE. UU. en julio sobre el cambio climático.

Los INDC preacordados y los anuncios climáticos bilaterales indican que los países que se incorporaron recientemente a las negociaciones están esforzándose más «por entender el tono» de sus contrapartes, dijo Tubiana.

Las expectativas eran altas en la cumbre climática de Copenhage en 2009, pero la esperanza de lograr un acuerdo significativo que cubriera a todas las partes se perdió entre las arraigadas divisiones entre los países ricos y pobres.

Pero, a pesar del renovado optimismo por la diplomacia, los 122 INDC presentados ante la ONU hasta el momento aún no logran alcanzar las reducciones de emisiones requeridas para limitar el aumento de la temperatura global a 2° C en este siglo, según Climate Action Tracker. Un aumento de 2° C es el punto en el cual los científicos del Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC) predicen un cambio climático “catastrófico”.

El bloque de negociación de la Alianza de Pequeños Estados Insulares (AOSIS, por su sigla en inglés), que representa a los países más vulnerables al cambio climático, incluidos muchos en el Caribe y el Pacífico Sur, sostiene que se debe llegar a un límite de 1,5° C.

Más allá de París

Araya dijo que los países decidirán cómo cerrar la brecha entre las promesas y los compromisos necesarios para cumplir con la meta de 2° C en enero, una vez que todo se calme después de la COP21.

“Cada país que se toma esto en serio debe comenzar a decir “este es nuestro INDC, no es suficiente y lo sabemos; reduciremos la brecha entre lo ofrecido y lo que sabemos que debemos ofrecer de la siguiente manera”, dijo Araya.

En respuesta a los intentos de la cumbre de Copenhague para imponer un acuerdo verticalista con un cronograma limitado, los expertos perciben cada vez más a París como el componente básico para un esfuerzo colaborativo de largo plazo, dijo el panel.

Otra diferencia entre París y Copenhague es que involucrará a los líderes políticos desde el inicio. Tubiana reconoce que para cuando los presidentes y primeros ministros llegaron al cierre de la cumbre en Copenhague ya era “demasiado tarde”. Francia espera aprender de esa experiencia.

El panelista y exministro de Medioambiente de la India, Jairam Ramesh, describió el plan francés de invitar a los líderes nacionales a la apertura de la COP21 como una “gran innovación”. Esto debiera permitir consensuar los aspectos políticos fundamentales del acuerdo al principio y dejar luego que los negociadores pulan los detalles.

Por sus impactos sobre la agricultura y las finanzas, se reconoce actualmente que el cambio climático supera las atribuciones de los ministros de medioambiente, dijo Ramesh. “No cuentan ni con la confianza ni con la autoridad para asumir compromisos en nombre de sus países”.