Infraestructura

La Ruta de la Seda aterriza en el Canal de Panamá

El acuerdo marca un nuevo hito en la relación de América Latina con China
<p>Las esclusas Gatun del Canal de Panama (imagen: <a href="https://www.flickr.com/photos/photo_art/16243784838" target="_blank" rel="noopener">Robbie </a>).</p>

Las esclusas Gatun del Canal de Panama (imagen: Robbie ).

El establecimiento de relaciones diplomáticas entre Panamá y la China el pasado 12 de junio son de crucial importancia para Panamá, pero también para toda América Latina y el Caribe (ALC), la razón principal: el Canal de Panamá y la Iniciativa de la Ruta de la Seda.

A sólo 5 meses del establecimiento de relaciones diplomáticas, Panamá y China firmaron 19 acuerdos de cooperación bilateral. Según un resumen de los acuerdos publicados por el Ministerio de Relaciones Exteriores de Panamá, el Banco de Desarrollo de la China abrirá una sede en Panamá; se establecerá un mecanismo de cooperación para el financiamiento de proyectos; se iniciará un estudio de factibilidad para la firma de un Tratado de Libre Comercio; y se prevé financiamiento chino en las áreas de hidroelectricidad, energía, infraestructura de transporte, y el sector agrícola.

Aunque todos estos acuerdos dan cuenta de un ambicioso paquete de cooperación bilateral, hay un acuerdo que marca un nuevo hito en la relación de la región con China, éste es el Memorándum de Entendimiento (MdE) sobre la Cooperación en el Marco de la Franja Económica de la Ruta de la Seda y la Iniciativa Marítima de la Ruta de la Seda del Siglo XXI.

La Ruta de la Seda fue anunciada por China en el 2013 y es el plan más ambicioso de inter-conectividad transfronteriza en la historia de la humanidad, incluye más de 70 países en Asia, Europa Sur-Central, el Medio Oriente y África del Norte, y costará alrededor de USD 1 trillón. Aunque no es la primera vez que un país latinoamericano aparece en una declaración oficial sobre la Ruta de la Seda, si es la primera vez que China firma un acuerdo específico para incorporar a un país latinoamericano a esta iniciativa.

El MdE señala que “Panamá se adhiere a la iniciativa china de la Ruta de la Seda, potenciando su rol como “la gran conexión” con el Canal de Panamá…”  y que “La adhesión de Panamá a la Franja y la Ruta está alineada con el papel que juega el país ante la región y el mundo… potenciando aún más el comercio marítimo mundial”. Para ello, además del Canal, se impulsarán a través de los acuerdos, otras obras para facilitar la circulación, mantenimiento y abastecimiento de grandes y modernas embarcaciones; por ejemplo, se construirá un ferrocarril que conecte los océanos Pacífico y Atlántico, y zonas económicas especiales.

Interesantemente, el mismo 12 de Junio (día que se establecieron las relaciones diplomáticas) la China Landbrige Group (una de las grandes empresas privadas chinas), inició la construcción del mega-puerto Panamá Colón Container Port que contará con muelles para los barcos Super Post-Panamax. La incorporación de Panamá a la Ruta de la Seda plantea un adiós al Canal de Nicaragua (para discutirse en otra entrega) y por lo menos tres cuestiones claves a panameños y latinoamericanos.

La primera es recordar que más del 70% de las exportaciones de Latinoamérica a China están concentradas en solo cuatro productos: soya, petróleo, minerales de hierro y cobre, por lo que la relación comercial con China ha llevado a varios países de la región a una reprimarización de sus exportaciones, mientras los países latinoamericanos son grandes importadores de manufacturas chinas. ALC necesitaría pensar con que productos quiere llenar los Super Post-Panamax que se dirigirán a China y otros destinos comerciales (ojalá que con menos materias primas y más productos con valor agregado) y como lograrlo.

Segundo, evaluar los resultados del endeudamiento con China. Panamá tiene los ejemplos cercanos en Venezuela y Ecuador que se endeudaron masivamente con China – en gran parte para cubrir los costos de grandes obras de infraestructura construidos por empresas chinas – y que ahora, desesperadamente, están acudiendo a China para pedir la re-negociación de los préstamos que no pueden pagar.

Tercero, y quizá lo más importante, Panamá y ALC deben definir sus prioridades y límites frente al financiamiento y el comercio con China y con el mundo. ALC sabe que el petróleo, el gas, los minerales, los bosques y el agua son productos finitos, y que ni sus ecosistemas ni las comunidades locales resistirán una integración no planificada a la Ruta de la Seda ni a una nueva ola del voraz consumo irresponsable.