Bosques

Compañías petroleras chinas enfrentan problemas en la Amazonía

Petrolera china en Colombia está testeando la estrategia de recursos de China para América Latina
<p>El mono Caquetá titi en peligro de extinción (imagen: <a href="https://upload.wikimedia.org/wikipedia/commons/6/6d/Coppery_Titi_1.jpg">wikicommons</a>).</p>

El mono Caquetá titi en peligro de extinción (imagen: wikicommons).

Este es el sexto artículo de una serie especial que analizará el rol de China en la promoción del desarrollo pacífico y sostenible en Colombia

La cordillera de los Andes se emplaza a lo largo de la franja occidental de América del Sur como un cortaviento gigante. Tierra adentro, hacia el este, suaves llanuras dan paso a densos bosques y, finalmente, a la vasta selva amazónica. Una décima parte de las especies conocidas en el mundo viven aquí, y la respiración de cientos de millones de árboles hace conocida a esta área como uno de los “pulmones del mundo”.

En las laderas de los Andes en el extremo norte de la Amazonía colombiana se encuentra la pequeña ciudad fronteriza de Florencia. Florencia es la capital de la provincia de Caquetá y constituye una de las puertas del país montañoso hacia la selva tropical. En la plaza central, las palmeras cercanas se yerguen contra un telón de fondo de montañas distantes.

El 8 de junio de 2011, cuatro hombres armados secuestraron a cuatro ingenieros chinos a 150 kilómetros al noroeste de esta área, en un lugar llamado San Vicente del Caguán, y los mantuvieron cautivos en las profundidades de las montañas. Los cuatro eran empleados de una empresa subcontratada llamada Emerald Energy, una subsidiaria del Grupo Sinochem de China. Los secuestradores eran miembros de las FARC, una organización guerrillera colombiana de extrema izquierda. Desde que comenzó la lucha armada contra el gobierno colombiano en 1964, las FARC han utilizado el secuestro y el tráfico de drogas como métodos de control del territorio que está por fuera del alcance del gobierno colombiano y así, intentaron alcanzar sus objetivos políticos que dicen representan a la población excluida. Las estadísticas establecieron que 220,000 colombianos han muerto y alrededor de 7.3 millones han sido desplazados durante un conflicto que perduró durante 52 años, una cifra muy alta para un país con una población de tan sólo 48 millones.

En el entonces bastión de las FARC en Caquetá, los trabajadores petroleros chinos se encontraron atrapados en un conflicto civil en un país extranjero. En noviembre de 2012, después de 17 meses de cautiverio, los cuatro trabajadores fueron liberados – no a causa de un pago de rescate o una audaz liberación, sino debido a un cambio político fundamental: En octubre de 2012, las FARC y el gobierno comenzaron las conversaciones históricas de paz, y la liberación de los rehenes extranjeros, que todavía permanecían secuestrados, fue un símbolo de buena fe.

Cuatro años más tarde, el país fue testigo de otro cambio histórico.

Fotografías de las milicias de las FARC en Caquetá en una exhibición en el Museo Nacional de Colombia. Imagen: Ma Tianjie

Una oportunidad histórica de paz – y de negocios

El 30 de noviembre de 2016, después de cuatro años de conversaciones, las dos partes alcanzaron un acuerdo general de paz luego de la oposición votada en un referéndum el mes anterior y la renegociación de un nuevo acuerdo con enmiendas significativas. Después de medio siglo de enfrentamientos, las FARC y el gobierno cesaron el fuego y Colombia entró en una era postconflicto, o al menos posterior a la paz (post-acuerdo). Las FARC depusieron las armas y se convirtieron en un partido político legítimo. El 10 de diciembre, el presidente colombiano Juan Manuel Santos pronunció un conmovedor discurso en Oslo, Noruega, mientras aceptaba el Premio Nobel de la Paz.

Todavía hay mucha reconstrucción por hacer en Colombia. Reintegrar a los soldados de las FARC en una sociedad pacífica será un proceso difícil y todavía hay muchos problemas. Pero el proceso ya comenzó. Como dijo Santos en su discurso: “El tan esperado proceso de implementación ha comenzado, con el inestimable apoyo de las Naciones Unidas. Este acuerdo marca el comienzo del desmantelamiento de un ejército, esta vez un ejército irregular, y su conversión a un movimiento político legal. Con este nuevo acuerdo, el último conflicto armado más antiguo el hemisferio occidental ha terminado”.

Recientemente, se ha erigido una escultura de la paloma de la paz en la Universidad de la Amazonia en Florencia. Imagen: Ma Tianjie

La paz significa oportunidades muy reales para la élite política y empresarial de Colombia. Cuando comenzaron las conversaciones de paz en 2012, Santos se embarcó en un “espectáculo itinerante” por China, invitando a las empresas chinas a invertir en Colombia como parte de la estrategia de inversión extranjera de China en Shaghai. En la víspera del referéndum sobre el acuerdo de paz, el embajador de Colombia en China, Oscar Rueda García, dijo en una entrevista a la agencia de noticias Xinhua que los cambios positivos generados por el proceso de paz significarían más oportunidades de inversión y asociación para las empresas chinas, incluida la reconstrucción del conflicto y áreas rurales.

Las empresas chinas se mostraron cautelosamente optimistas sobre las mejoras en el clima de inversión de Colombia. Según el análisis de la Cámara de Comercio Internacional de China para el sector privado, la minería, los viajes y la agricultura estarían abiertos a la inversión, pero las empresas deberían desconfiar de los delitos violentos que llenan el vacío dejado por las FARC.

Disidencia en las montañas

Después del trauma del secuestro, Sinochem finalmente tuvo la paz y la oportunidad que había estado esperando. La empresa ha sido testigo de cambios políticos, económicos y ambientales en Colombia: ha trabajado en el país desde  el 2009, cuando compró la firma británica Emerald Energy, que poseía activos principalmente en Colombia y  en Siria. La adquisición le otorgó a Sinochem varios campos petrolíferos en Colombia, convirtiendo al país en un proveedor confiable de petróleo para el grupo. Colombia es el tercer mayor productor de petróleo de Sudamérica, después de Venezuela y Brasil. En 2013, con la mejora de la situación de seguridad, Emerald Energy anunció la exploración de tres nuevos yacimientos petrolíferos en asociación con la compañía petrolera nacional. En el marco de este proyecto, se consideró que el bloque Nogal en Caquetá gozaba de un “bajo riesgo de prospección y un alto potencial de recursos”.

Pero el desarrollo en Nogal no ha recibido una bienvenida sincera ni en Florencia, ni tampoco en Caquetá de manera más amplia. El bloque de 240,000 hectáreas no está muy lejos del sur de la ciudad y se extiende sobre las regiones amazónicas de Morelia, Milán y Valparaíso. Antes haber comenzado la perforación de forma oficial, Emerald Energy necesita llevar a cabo la estratificación y las pruebas sísmicas en unas 20,000 hectáreas.

Hay un gran debate sobre el proyecto en el pueblo de Valparaíso. Se necesitan tres horas en un autobús rural y luego trasladarse en motocicleta sobre caminos llenos de baches para llegar hasta aquí. Las extensas y hermosas llanuras montañosas se encuentran atravesadas por parches de bosques prístinos, con ganado y caballos pastando tranquilamente. La pareja de agricultores Blanca Barragán y Simeón Cortés han construido aquí una simple casa de madera. En el frente, naranjas maduras cuelgan de los árboles, mientras que un loro azul zafiro descansa sobre las ramas. En la cocina, Blanca está preparando la cena y relatando el momento en cual resultó electrocutada por una raya de río mientras pescaba en el bosque.

El último sol de la tarde se filtra a través de las grietas de las paredes, iluminando las caras morenas de varios granjeros reunidos aquí.

“Somos agricultores, la industria petrolera no significará nada para nosotros”, dijo el joven Rigoberto Valencia, el más conversador del grupo. Le preocupa que las pruebas sísmicas afecten el suministro local de agua. El agricultor José Antonio Saldarriaga dijo que él cría en su granja más de 100 cabezas de ganado y también, plantas maíz, bananas y yuca. También hay un parche de bosque prístino, regado por un pequeño arroyo y un manantial. “La granja es nuestro único medio de vida”. Las aguas residuales y posibles fugas de la extracción de petróleo son una preocupación para los agricultores.

Emerald Energy no ha ignorado estas preocupaciones. En 2014, la empresa organizó una serie de reuniones en Caquetá para contarles a los representantes de la comunidad sobre el proyecto. La evaluación de impacto ambiental para la prospección en Nogal se completó a fines del año pasado. La evaluación analizó el impacto de este trabajo en el agua a nivel local, los bosques, la biodiversidad, la comunidad y la economía. La evaluación determinó que sólo habría “impactos negativos habituales” en la calidad del agua.

Informe de evaluación sobre impacto ambiental producido por Emerald Energy para prospección en Nogal. Imagen: Ma Tianjie

Pero las reuniones no fueron suficientes para convencer a los lugareños. “Se pareció más a una conferencia unilateral”, reclamó Saldarriaga. Los pobladores también cuestionan algunas de las conclusiones del informe, particularmente las relacionadas a uno de los animales en peligro de extinción de la zona, un mono llamado Caquetá titi (Callicebus caquetensis). El informe sostiene que: “Aunque hay datos que exhiben que el mono vive en esta región, no hubo signos de que lo hiciera durante el período de evaluación”. Los aldeanos piensan que esta conclusión  podría haber sido deliberada. “¡Los escuchamos en los árboles de nuestras granjas!”, dijo Luis Eduardo Ortiz, abriendo la puerta y apuntando hacia el bosque. Javier García, un biólogo de la Universidad de la Amazonia y descubridor de esta especie de mono, dice que vive aquí, y que su distintiva llamada es muy fácil de identificar.

Aumentando la oposición

Los habitantes del pueblo han vivido durante mucho tiempo bajo la sombra del conflicto armado, y no sólo son las preocupaciones ambientales las que les generan desconfianza ante la industria petrolera. Antes de 2006, las FARC ocuparon los bosques en lo profundo de las montañas de Caquetá, y aparecieron milicias privadas (llamadas grupos paramilitares en Colombia) para combatir a la guerrilla. La lucha constante obligó a muchos aldeanos a abandonar el área.

La preocupación de los pobladores es que a partir de la llegada de las compañías petroleras se termine una paz largamente esperada y sumado a esto, la afluencia de dinero pueda generar un desastre. “Las milicias firmaron un acuerdo con el gobierno hace diez años y se desarmaron, pero no del todo. La tentación de todo ese dinero generado por el petróleo puede tentar a algunos a regresar al crimen organizado “, dijo Yolima Salazar, directora de la oficina de asuntos comunitarios de la Iglesia Católica en Morelia.

En junio de 2015, los preocupados pobladores de Valparaíso decidieron intensificar sus esfuerzos, bloqueando el único camino que comunica hacia uno de los puntos de prueba sísmica para evitar que la empresa realice su trabajo. Enviaron a la policía antidisturbios y utilizaron gas lacrimógeno para dispersar a los aldeanos. Un aldeano, Juan Pablo Chávez, terminó ensangrentado después de haber sido atacado por una granada de gas lacrimógeno. Muchos otros resultaron heridos. La violencia había regresado a la aldea de montaña, aunque por diferentes razones.

Wilson Vaquiro y Luis Eduardo Ortiz muestran la señal que sostenían cuando integraron la protesta por la actividad de prospección. La imagen exhibida en la pancarta es el un mono tití de Caquetá. Imagen: Ma Tianjie

Meditando en el Amazonas

Jorge Reinel Pulecio es el jefe de la “Oficina de Coordinación de la Paz” en la Universidad de la Amazonia. Su departamento tiene como objetivo brindarle a cada sección del acuerdo de paz el acceso a la educación y a la investigación para ayudar a encontrar un camino a seguir en este lugar devastado por el conflicto. Acerca de la controversia sobre Nogal, dijo: “El acuerdo de paz fue un momento decisivo. Uno de los reclamos de los aldeanos es el de tener derecho a ser escuchados [como] había prometido el acuerdo de paz; el otro es que el gobierno y las grandes empresas ven una oportunidad en la reducción de los costos “. Antes del alto el fuego, los costos de seguridad e incluso los rescates eran parte de un mecanismo para hacer negocios en las áreas controladas por las FARC, dinero que las compañías ya no necesitan gastar.

Sinochem y la comunidad local pueden tener opiniones diferentes sobre cuán feroz es la oposición al proyecto Nogal. Como signataria de la iniciativa de sostenibilidad corporativa del Pacto Mundial de las Naciones Unidas, Sinochem elaboró una lista de las empresas de bienestar público en la región en el marco de sus informes anuales de responsabilidad social corporativa, incluida la capacitación de apoyo en habilidades locales tradicionales de carpintería y la construcción de carreteras. Emerald Energy también ha realizado las reuniones habituales sobre el proyecto. En septiembre de este año, contrató un organismo externo, el Instituto para la Conversación, para hablar con representantes locales, ONG y académicos. Según el funcionario del gobierno regional de Caquetá, Carlos Ramírez, quien asistió a esas conversaciones, la compañía ha reconocido el problema que enfrenta ante la negativa de la opinión pública.

Aunque los lugareños cuestionan de algunas de las acciones que Emerald Energy ha hecho durante la prospección, como comenzar su trabajo sin el permiso de los propietarios, es difícil confirmarlo.

Pero lo cierto es que existen divergencias subyacentes sobre cómo deben desarrollarse los bordes de la región del Amazonas, y este es un tema que genera oposición. Como dijo Jesús Alfredo Gómez de Morelia, tienen una oposición “fundamental” contra las compañías petroleras que trabajan aquí.

Mientras habla Gómez, Hernando Cuellar entró al patio detrás de nosotros y me regaló una fruta dorada y regordeta. “Se llama arazá, única en el Amazonas”. Me la comí toda, hasta la piel – su pulpa era suave y dulce, y su sabor era similar al del mango”.

Aquí la calidad de la fruta es fantástica, pero no podemos transportarlos, por lo que se pudren en el suelo”, dijo, señalando una fruta caída en el suelo del patio.

Las familias de agricultores heredan su trabajo de generación en generación, y tienen sus propias ideas sobre cómo debe desarrollarse la región, ideas que son compartidas entre unos y otros. El contralor financiero de Catequá, Eduardo Moya, piensa que ante la “singularidad” de la región amazónica, el gobierno debería tratarla de manera distinta. Esa singularidad proviene de “un entorno más vulnerable” y “productos de alto valor agregado”, valor que nace de la preservación del medioambiente y de  los métodos de producción sostenibles. “Café, coca, fruta e incluso peces de agua dulce, todos estos productos tienen potencial en los mercados internacionales”.

La fruta arazá, única en el Amazonas, representa las esperanzas de los lugareños. Imagen: Ma Tianjie

De regreso en la cabaña de madera en Valparaíso, le pregunté a Rigoberto qué otras oportunidades de desarrollo hay para Caquetá, si no es  el petróleo. “Necesitamos la oportunidad de llevar nuestros productos al mercado, con buenos caminos y tecnología agrícola”. Señaló el camino de tierra que pasaba junto a la empresa. “¿Cómo se supone que compitamos con alguien más?”

En su discurso de aceptación del Premio Nobel de la Paz, el presidente Santos dijo: “Es muy reconfortante poder decir que el fin del conflicto en Colombia, el país con mayor biodiversidad por kilómetro cuadrado en el mundo generará altos dividendos ambientales”.

Pero en Florencia muchos dudan sobre la preocupación del gobierno nacional por el medio ambiente. El apoyo a la extracción de petróleo en el Amazonas ha ensombrecido los llamativos compromisos medioambientales internacionales: como parte del Acuerdo de París, Colombia ha prometido deforestación neta cero para el 2020. En 2014, Colombia también se inscribió en el Desafío de Bonn para restaurar 1 millón de hectáreas de bosques para el 2020, una acción que impactaría en el secuestro de aproximadamente 90 millones de toneladas de dióxido de carbono.

La oposición en Florencia refleja un desafío fundamental que reta la estrategia de inversión energética de China en Colombia, e incluso en América Latina en general. Kevin Gallagher, experto en comercio entre China y América Latina en la Universidad de Boston, calculó que el 87% de las inversiones de los bancos de políticas chinas en América Latina se han realizado en energía, minería e infraestructura, con importantes inversiones en combustibles fósiles. En comparación, estos sectores representan sólo el 34% de las inversiones del Banco Mundial.

En la habitación ligeramente estrecha de la Oficina de Coordinación de la Paz de la Universidad de la Amazonia, el profesor Pulecio está ansioso: “Todos sabemos que China está invirtiendo grandes cantidades en la transición a la energía renovable en su propio país, y que ha hecho innovaciones increíbles en tecnologías renovables. Si China llega a América Latina, a Colombia, a la Amazonía, solo para extraer petróleo y recursos naturales, en lugar de ayudar a generar una transición similar, significaría un gran fracaso”.

No hay señales de que el tire y afloje sobre Nogal termine pronto, y en lugares como Morelia y Valparaíso, ha llegado a los tribunales. Un representante de Emerald Energy, Juanita Latorre, rechazó nuestra solicitud, vía correo electrónico, de una entrevista.

No tenemos forma de saber si los vientos de descontento que soplan desde las montañas de Caquetá se sentirán en las salas de reuniones de Bogotá y Beijing.

Nota del editor: Esta nota se produjo como parte de una beca de periodismo conjunto, que unió un periodista chino y otro en Colombia con en el objetivo de informar sobre los impactos sociales y ambientales de la relación entre China y Colombia en el contexto de la firma histórica del acuerdo de paz con las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC). La nota del periodista Colombiano se encuentra aquí.