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Entendiendo el rol del Banco de Desarrollo de China en América Latina

Un nuevo informe examina las políticas y prácticas del principal prestamista bilateral en América Latina y pide una mayor participación de la sociedad civil. Pero, ¿se están produciendo ya cambios?
<p>El Banco de Desarrollo de China ha concedido casi 100.000 millones de dólares en préstamos a países latinoamericanos en los últimos 15 años, entre ellos para la construcción de un proyecto hidroeléctrico en la provincia de Santa Cruz, <span class="c-mrkdwn__highlight">Argentina</span>, en la foto (Imagen: Xinhua / Alamy)</p>

El Banco de Desarrollo de China ha concedido casi 100.000 millones de dólares en préstamos a países latinoamericanos en los últimos 15 años, entre ellos para la construcción de un proyecto hidroeléctrico en la provincia de Santa Cruz, Argentina, en la foto (Imagen: Xinhua / Alamy)

Con activos estimados en 2,4 billones de dólares, la mayoría de los analistas lo consideran el mayor banco público de desarrollo del mundo. En los últimos 15 años ha concedido casi 100.000 millones de dólares en préstamos soberanos a América Latina y ha inyectado decenas de miles de millones más en programas especiales de financiación regional, según la base de datos de financiación China-América Latina del centro de estudios estadounidense The Dialogue.

Sin embargo, pocos en la región conocen el Banco de Desarrollo de China (CDB).

Dado que el banco apoya grandes proyectos de energía e infraestructuras que pueden conllevar considerables riesgos sociales y medioambientales, un nuevo informe de la organización Latinoamérica Sustentable trata de abordar este vacío de conocimiento.

“El Banco de Desarrollo de China es un prestamista muy importante para varios países en América Latina y el Caribe pero muy poca gente en la región reconoce su nombre”, dijo Paulina Garzón, directora de Latinoamérica Sustentable. “Los gobiernos latinoamericanos están clamando por inversiones extranjeras para desarrollar obras de infraestructura y profundizar el extractivismo [extracción de materias primas para la exportación], y estas son dos áreas tradicionalmente de gran interés para este Banco”, añadió.

$31 mil millones


La cantidad de dólares que el Banco de Desarrollo de China ha invertido en proyectos petroleros en América Latina

Hasta la fecha, la cartera de préstamos soberanos del CDB en América Latina ha consistido mayoritariamente en financiación para el desarrollo energético. De los 38.800 millones de dólares que ha canalizado al sector, el petróleo representa 31.000 millones, según datos de la Universidad de Boston.

A pesar de que el CDB ha financiado una serie de proyectos, desde controvertidas represas en Argentina hasta parques eólicos en Ecuador y refinerías de petróleo en Venezuela, el informe señala la ausencia de políticas sociales y medioambientales disponibles de manera pública que le hagan rendir cuentas cuando los proyectos infringen las leyes locales. Tampoco existe un canal para que las comunidades afectadas por los proyectos puedan comunicar sus quejas, dice el reporte.

Entre los documentos analizados en el informe se encuentran las políticas de préstamos disponibles del CDB y siete contratos de préstamos con gobiernos latinoamericanos. Sólo se encontraron dos contratos que mencionan la legislación ambiental y ninguno que incluyera información sobre los criterios ambientales y sociales considerados en las decisiones de préstamo.

Durante años, los prestamistas chinos han seguido una política de adhesión a las leyes medioambientales del país anfitrión, incluso cuando éstas son débiles y no son respetadas por los países receptores. Sin embargo, la reciente evolución de la política china aplicable a las inversiones en el extranjero indica una mayor proactividad y preocupación por el riesgo medioambiental.

Préstamos del Banco de Desarrollo de China a América Latina

Los préstamos del CDB a América Latina en forma de préstamos soberanos han disminuido considerablemente en los últimos años, y no emitió ninguno a la región en 2020. Venezuela, Ecuador y Brasil representan el 85% del total. Aparte de cortar el apoyo financiero a Venezuela, la caída no refleja una falta de interés en la región en general, según Garzón.

Los préstamos corporativos directos a empresas chinas para apoyar la compra de activos de otras compañías, o el capital para participar en concesiones mineras o petroleras, también son comunes, señaló. Las empresas respaldadas por el CDB también forman cada vez más asociaciones público-privadas.

Aunque comenzó en 1994 como un banco político -un banco estatal encargado de apoyar los objetivos de desarrollo de China en el extranjero-, el CDB fue reclasificado como banco comercial en 2008. En ese momento, dejó de estar bajo el control directo del Consejo de Estado, la máxima autoridad administrativa de China, según el informe.

Los bancos comerciales están bajo la supervisión del regulador bancario, ahora conocido como Comisión Reguladora de Bancos y Seguros de China (CBIRC).

¿Más que un paso en la dirección correcta?

El informe de Latinoamérica Sustentable señala que, antes de que finalice este año, la CBIRC anunciará un procedimiento de reclamación para las comunidades de los países receptores afectadas por los proyectos de los bancos chinos.

“Valoramos como un hecho muy positivo que la CBIRC haya decidido establecer un mecanismo de quejas. Es un primer paso en la dirección correcta,” dijo Garzón. “Ningún banco o corporación de cualquier nacionalidad puede darse el lujo, aún si es solo para mantenerse en el mercado, de ignorar completamente las voces de protesta y reclamo.”

Liu Shuang, asociado senior de finanzas en el Centro de Finanzas Sostenibles del Instituto de Recursos Mundiales, dijo que el movimiento del CBIRC para atender las preocupaciones de las comunidades afectadas tendrá consecuencias directas para los bancos que regula.

“Los prestamistas chinos y sus actividades están muy influenciadas por otros marcos normativos”, dijo, y añadió que la nueva política del CBIRC consistirá en animar a los bancos a desarrollar su propio sistema de gobernanza para atender las quejas.

Liu también señaló otros avances políticos recientes en China que demuestran un enfoque serio de la gestión del riesgo social y medioambiental en el extranjero.

Entre ellas se encuentra el avance de un sistema de “semáforo” propuesto recientemente por la Coalición Internacional para el Desarrollo Verde (BRIGC, por sus siglas en inglés) para clasificar las inversiones según sus riesgos sociales y medioambientales, y los objetivos internacionales de clima y desarrollo. El BRIGC es un grupo de expertos chinos e internacionales entre los que se encuentra el jefe de política del CBIRC, Ye Yanfei.

El grupo ha lanzado recientemente una segunda ronda de recomendaciones y ha sugerido que el sistema requerirá “una profunda integración de la gestión del riesgo medioambiental y social en los sistemas de gestión principales y en la estrategia corporativa”.

Si esto se convirtiera en una política de pleno derecho, permitiría a los inversores comparar sus carteras con criterios claros, dijo Liu.

Las nuevas directrices crearán más espacio para que el CDB adopte normas medioambientales más estrictas para los proyectos en el extranjero

También son destacables las Directrices de Desarrollo Ecológico para la Inversión y Cooperación en el Extranjero, publicadas conjuntamente por el Ministerio de Comercio y el Ministerio de Ecología y Medio Ambiente de China en julio de este año. La política se compromete a acelerar “la ecologización de la inversión y la cooperación en el extranjero” y a “construir un sistema económico con un desarrollo verde, bajo en carbono y circular”.

“Creemos que esto [las directrices] creará más espacio para que el CDB adopte normas medioambientales más estrictas para los proyectos en el extranjero”, dijo Liu, pero añadió que también son necesarios cambios en la toma de decisiones de los países anfitriones sobre los proyectos de desarrollo.

La lista de proyectos propuestos para los que los gobiernos buscan inversiones nacionales y extranjeras, y que incluyen garantías soberanas, favorece en gran medida el carbón y otros combustibles fósiles, señaló Liu.  Cuando los gobiernos de los países anfitriones piden inversiones más ecológicas, China responde.

A principios de este año, el Ministerio de Finanzas de Bangladesh envió una petición específica a la embajada china en Dhaka para que cancelara varios proyectos relacionados con el carbón. Poco después, la embajada confirmó que China no invertiría en ningún proyecto relacionado con el carbón en el país, según informó Financial Times.

El reciente anuncio de Xi Jinping de que China dejaría de financiar el carbón en cualquier parte del mundo e impulsaría el apoyo a las energías renovables fue también un reconocimiento de las discusiones internacionales sobre el tema, dijo Liu.

Para Garzón, la promesa energética de Xi en el extranjero era un motivo de esperanza: “Todas las declaraciones del gobierno chino en favor de la naturaleza y de la lucha contra la crisis climática son muy bienvenidas”.